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Reportaje:EXTRA DE NAVIDAD

Postales para una fiesta

Junto a las típicas imágenes de regalos y ciudades decoradas con luces, buscamos las estampas de la Naturaleza que asociamos inmediatamente con la Navidad.

Junto a las típicas imágenes de regalos y ciudades decoradas con luces, buscamos las estampas de la Naturaleza que asociamos inmediatamente con la Navidad.

¿Cuál es la primera imagen que se le viene a la cabeza al oír la palabra Navidad? Para Leticia Ruifernández, conocida por sus acuarelas y sus trabajos como ilustradora de libros infantiles: "Enormes fuentes de comida, elaboradas, adornadas, dulces deliciosos, mesas espléndidas". Para José Antonio Martínez, fotógrafo especializado en captar la naturaleza: "Los reencuentros con amigos y familiares, a muchos de los cuales sólo ves por estas fechas". Para Inés Eléxpuru, reportera especializada en viajes: "Un gran almacén lleno de compradores compulsivos". Para el periodista y escritor mexicano Juan Manuel Villalobos: "Pienso en una mujer cargada con bolsas, en el agobio que rodea toda una temporada que me hace pensar en un mundo artificial". Para Julio Alberto García, maestro en Madrid: "Una imagen infantil, lúdica, de ilusión, de musgo y belén; sobre ella, actualmente, una de consumismo desaforado". Para Josefina Maestre, que trabaja en una organización defensora del medio ambiente, la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife): "La imagen de lo que era la Navidad en mi niñez: el tocadiscos, mis abuelos, una fuente de lomo en salsa, padres, tíos y primos, la pandereta, Yo quiero tener un millón de amigos, Roberto Carlos".

Todas ellas son personas acostumbradas a trabajar con las imágenes, los dibujos, las letras, las metáforas, la naturaleza, los paisajes… Pero ninguno alude a las estampas más naturales de la Navidad, a esas instantáneas tan típicamente navideñas para gente de estas latitudes: abetos con nieve, hielo en las montañas, escarcha entre las hojas, noches estrelladas, acebos y muérdago, pueblecitos que parecen un belén, pequeños puentes de piedra sobre arroyos de aguas frías… y cristalinas, claro. A fuerza de machaconería consumista, la postal que se ha impuesto es la de las compras y las comidas abundantes… Y algo queda también de los ojos ilusionados -¿decimos con chispitas?- de los niños -¿decimos embelesados?- ante las lucecitas de las fiestas. ¡Menudo belén! Del belén-pesebre hemos pasado al belén-lío.

Cambiemos la pregunta de la encuesta: ¿Cuál es la imagen de la naturaleza que más asocia con la Navidad? Leticia Ruifernández, acostumbrada a viajes por Oriente: "El paisaje, el desierto de Judea y las siluetas de los camellos en la noche siguiendo la estrella". José Antonio Martínez, que vive en Navarra y se escapa a menudo a los Pirineos: "Las montañas y los bosques nevados. También grandes heladas y ventiscas azotando el paisaje y la fauna, creando atmósferas de misterio". Inés Eléxpuru, gran viajera de ocio y de profesión: "Un desierto nocturno techado de estrellas, lleno de vacío y serenidad". Juan Manuel Villalobos, que acaba de publicar La vida frágil de Annette Blanche, una novela de amor entre un joven deseoso de crear y una mujer que quiere destruirse: "Un lugar inexistente, con los trineos volando. Coca-Cola ha logrado imitar esa imagen. Las marcas nos han robado hasta la postal natural de la Navidad. Trineos volando en la noche. De fondo, siempre estrellas fugaces". Julio Alberto García, que en cuanto puede se acerca a su pequeño pueblo en el norte de Burgos para desconectar de la gran ciudad: "El viento silbando entre las ramas de los árboles desnudos, el frío intenso que hay que saber disfrutar, los sonidos de la naturaleza, el silencio y la soledad. También esa luz tan especial de los días de invierno. Y la luminosidad mágica que desprende la nieve, incluso por la noche". Josefina Maestre, que ha vivido muchos años en la sierra de Madrid y siente pasión por las caminatas en el campo: "Sin duda, un paisaje de montaña, concretamente de la sierra de Guadarrama. Una estampa un tanto irreal: unos pinos silvestres achaparrados por la ventisca, con sus ramas cristalizadas por la nevada nocturna… Bellos fantasmas que ofrecen abrazos fríos. Los ojos entrecerrados, el silencio, la soledad".

Curioso. La imagen natural que todos apuntan es el contrapunto a ese bullicio de las grandes cenas con la familia y las compras compulsivas en centros atiborrados de guirnaldas y villancicos. Es silencio y soledad; bien en forma de montañas nevadas, bien en un desierto, bien clavando la mirada en una noche con millones de estrellas.

¿Es que está cambiando la más típica-tópica imagen de la Navidad en la cabeza de la gente? Julio Alberto García: "Sí, se ha convertido en la gran fiesta del consumo. Este planeta no puede permitirse tal despilfarro". Inés Eléxpuru: "Yo creo que cada vez hay más gente convencida de que esta celebración del consumo no basta, que hay que buscarle otro sentido". Leticia Ruifernández: "Es el poder de la publicidad. No creo que sean muchos los que se acuerden de Palestina, de que el origen de la Navidad está ahí. Los abetos y campanitas de Coca-Cola lo ocupan todo". Josefina Maestre: "Creo que la locura colectiva se ha instalado en estas fechas con un desaforado consumismo, y los más perjudicados son los más pequeños. Ojalá esto cambie para que los días finales del año se conviertan en una mirada distinta y nos permita hacernos el más importante de los regalos: recuperar nuestro tiempo". Juan Manuel Villalobos: "Nada cambia. Cada Navidad regresan los tópicos, las mismas alegorías, los mismos recuerdos, la necesidad de decirle a alguien lo que no se le dijo en todo el resto del año".

La imagen de la Navidad, la imagen de la Navidad… El sueño de la felicidad engendra, a menudo, monstruos.

Nos ha pasado a todos. Benito Pérez Galdós escribió en el cuento La mula y el buey: "El buen hombre tenía presentimientos tristes. El lecho de Celinina, con la tierna persona agobiada en él por la fiebre y los dolores, no se apartaba de su imaginación. Atento a lo que pudiera contribuir a regocijar el espíritu de la niña, todas las noches, cuando regresaba a la casa, le traía algún regalito de Pascua, variando siempre de objeto y especie; pero prescindiendo siempre de toda golosina. Trájole un día una manada de pavos, tan al vivo hechos, que no les faltaba más que graznar; otro día sacó de sus bolsillos la mitad de la sacra familia, y al siguiente a san José con el pesebre y portal de Belén. Después vino con unas preciosas ovejas a quienes conducían gallardos pastores, y luego se hizo acompañar de unas lavanderas que lavaban, y de un choricero que vendía chorizos, y de un rey mago negro, al cual sucedió otro de barba blanca y corona de oro. Por traer, hasta trajo una vieja que daba azotes en cierta parte a un chico por no saber la lección".

Y Emilia Pardo Bazán lo remató en el relato Instinto: "Todas las monjitas estaban allí, admirando, dando pareceres, babeándose de cariño ante el Jesusín, 'que parecía un niño de verdad'. En aquel solemne día, relajaba el convento su disciplina severa, y se les consentía a las sores expresar su júbilo, tocando sonajas y castañuelas, zambombas y rabeles, armando un estrépito que en otro sitio se llamaría infernal, y bailando hasta hacerse rajas delante del belén, como habían bailado, de cierto, los pastorcillos inocentes, y como hasta saltarían de gozo los collados, porque era nacido el Redentor del mundo".

En estas páginas le hemos hecho un hueco al puente de piedra aterida en el Pirineo de Huesca, al pueblo asturiano que nos transporta al ambiente de un idílico belén, a las vacas que dan un aliento de calor al invierno, al viento runflando entre las hayas desnudas y al misterio de la luz en una sierra catalana. Al silencio frente a la avalancha. Porque, cuidado, que viene.

Ya está aquí. Y los periódicos se llenarán de titulares como éstos, sacados de pasadas navidades: "Como es habitual en estas fechas, el plató del programa Corazón de Navidad se llena de motivos navideños y Anne Igartiburu se encarga de presentar un completo repaso de las noticias más importantes del mundo de los famosos". "Las uvas compiten en el mercado navideño con la piña, el mango, la papaya, el aguacate y los lichis para desempalagar los ágapes de estas fiestas". "Las muertes en carretera en la Navidad de 2003 aumentaron un 16% respecto al año pasado". "Mensajeros de la Paz recibe 40.000 regalos para los ancianos solos en su campaña de Navidad. Con esta iniciativa de sensibilización se pretende que la sociedad no olvide a esos ancianos". "La Navidad llega a su fin envuelta en una nube de magia e ilusión. Los Reyes Magos recorrerán, en cabalgata, las calles de todos los pueblos repartiendo regalos". "Las vacaciones escolares desajustan la vida familiar y crean tensión emocional, según reconocen el 79% de los padres valencianos". "El Gordo visita Elche por casualidad". "Los hospitales ofrecen menús especiales por Navidad". "Los empachos aumentan un 25%". "Los turroneros de Xixona confían en recuperar ventas este año".

Bajonazo. ¿Cómo vamos a pretender que no nos afecte? No se libra nadie. Escritores y periodistas se ven abocados a extraños comportamientos: "A fuerza de años de experiencia, los pavos han desarrollado un instinto genético que les avisa de que una de las principales tradiciones navideñas consiste en matar pavos. Se trata de un instinto que aún no han desarrollado los langostinos ni las angulas, al ser manjares que tienen un vínculo más reciente con la Navidad. Tampoco los besugos, por la sencilla razón de que son unos besugos. Además, los langostinos no se enteran de gran cosa, porque casi todo el mundo los compra congelados, de modo que la especie no logra establecer una relación de causa-efecto entre la Navidad y el matarife" (Moco de pavo. Felipe Benítez Reyes. EL PAÍS / Andalucía. 24-12-2004).

"Me sorprende verme escribiendo contra Papá Noel, como si mereciera la pena, pero debo confesarles que me siento tan acosado por él y por lo que representa que esto quiere ser un exorcismo. (…). Vivo la inquietud de que a Papá Noel se le ocurra esta noche visitarme. En el caso de que me visite, es posible que en la céntrica calle de Madrid en la que vivo se encuentren ustedes mañana, Navidad, con un Papá Noel asesinado. Les ruego que no avisen al Samur ni lo embalsamen para el año que viene. Porque, ahora que caigo, ya sé lo que me pasa con él: que así como al negro Baltasar lo veo siempre vivo y distinto, Papá Noel me ha parecido siempre un verdadero embalsamado" (Contra Papá Noel. Fernando Delgado. EL PAÍS / Madrid. 24-12-2004).

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