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Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Relámpagos del recuerdo

En casi diez años se ha traducido prácticamente la poesía completa de Giuseppe Ungaretti, pero faltaba parte de sus últimos libros, una recopilación de poemas dispersos y las primeras composiciones de su juventud. La publicación de Un grito y paisajes, que contiene algunos de sus cantos más bellos, ha venido a cubrir esa falta: aquí se reúnen un conjunto de textos que, editados en pequeñas tiradas en los últimos años de su vida, eran poco conocidos o tenidos por menos reseñables. Salvo el que da título al libro, el resto de los ciertamente breves textos ('Apocalipsis', 'Proverbios', 'Diálogo' y 'Nuevas') se publicaron autónomamente entre 1960 y 1970, y se pueden considerar el fruto de su última estación poética. La edición se completa con los inicios poéticos de Ungaretti en 'Poesías dispersas', y un grupo de diversas composiciones no recopiladas en libro recogidas en 'Otras poesías recobradas'.

UN GRITO Y PAISAJES Y ÚLTIMOS POEMAS

Giuseppe Ungaretti

Traducción de Carlos Vitale Igitur. Montblanc, 2005

155 páginas. 13 euros

'Poesías dispersas' reúne poemas de juventud, donde una metáfora brota de otra sin tregua, en una competencia inventiva que exalta la idea del poema como escritura metafórica del mundo, de los sentidos y del corazón. Domina una amplia y efusiva elocuencia frente a la posterior esencialidad que caracteriza la poesía de Ungaretti. Si 'Viareggio' es un divertimento grotesco y 'Confirmación' un juego verbal activo y fantástico, más allá 'El paisaje de Alejandría de Egipto' contiene elementos descriptivos y líricos que más tarde serán decisivos.

El elemento común a estos primeros poemas es la maravilla de las imágenes, su efusión y su presencia absoluta: "vivo de esta alegría / enferma de universo / y sufro / por no saberla / encender / en mis / palabras". La muerte desnuda de su propia tragedia es constante en sus poemas finales, inserta en la cotidianeidad de cualquier fenómeno natural. La muerte, el desierto y el vacío son formas de la nada, a través de la cual pasa la construcción de una verdad donde el oasis de la poesía se hace siempre más claro y despojado. Completar el ciclo existencial equivale a volver a descubrir el origen, pero desde un punto de vista alterado por la experiencia: así el viejo poeta sueña, en 'El petrificado y el terciopelo', su último poema, el retorno de una maravillosa muchacha, Dunja, la joven croata que le acompañó sus últimos meses de vida, y en la que resplandece el recuerdo de la figura de Anna, la vieja ama compañera de sus fantasías infantiles: "He descubierto las barcas que se mecen, / Solas, y las observo no sé dónde, solo".

Mientras que en 'Un grito y paisajes', que incluye el estremecedor 'Gritaste: me ahogo' dedicado a la muerte del hijo, se alternan la memoria y la meditación moral, en 'Diálogo' y en 'Nuevas' el tema dominante son los amores del poeta ya octogenario. En el primero se contraponen los versos de Ungaretti con los de Bruna Bianco, su último amor, y ambos testimonian el durar de la emoción inmediata. El tono final es de una elocuencia solemne y conmovedora, a veces un tanto intrincado y menor. Un desarrollo rítmico lineal y un léxico sostenido hacen que el estilo sea amplio y complejo, sin el ímpetu ni las analogías de sus anteriores libros, pues la experiencia relatada es ahora sustancialmente solitaria. En 'Pequeño monólogo', un texto casi cinematográfico de más de doscientos versos, cuya narratividad se sustenta en el recuerdo evocativo ("El recordar es señal de vejez / Y hoy he recordado algunas paradas / De mi larga estancia sobre la tierra"), vuelve con renovada vitalidad al tema de la promesa individual. El resto de sus composiciones transmiten la desolación de una inquietante mirada sobre la existencia no exenta de un rastro de esperanza. Poemas que vienen a subrayar su paciente, constante y sufrida fe en la poesía como expresión redentora de la experiencia humana. Amalia Iglesias Serna nos ofrece un certero prólogo que dibuja la genealogía de una obra donde vida y poesía se solapan, y Carlos Vitale nos propone un trabajo de traducción importante y meditado, con unas versiones casi tan desnudas, a veces quizá demasiado, como son los versos de este apremiante, y contradictoriamente, esperanzado libro donde vida y literatura se igualan en un protagonismo cargado de ironía e intemporalidad. Gotas contadas que desbordan un ejemplar destino de poeta: "De más allá del olvido traes / De más allá del recuerdo los relámpagos".

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