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Reportaje:

India desafía a Roche y la gripe aviar

Un laboratorio de Bombay se prepara para lanzar en junio un genérico del antiviral Tamiflu para países subdesarrollados

El 4 de julio de 1939, Mahatma Gandhi visitó la compañía farmacéutica Cipla, en Bombay. Las fotos del líder decoran la sala de reuniones del laboratorio, en una bulliciosa calle de un barrio popular. En las vitrinas, cientos de productos farmacéuticos.

Amar Lulla, director general, sonríe y lanza: "Vamos a producir el genérico de Tamiflu, porque hay una tremenda necesidad. No es una situación normal. Es una crisis en la que alguien tiene que hacer algo. India tiene una población gigantesca y no puede pagar lo que cuesta Tamiflu. Además, Roche no cuenta con capacidad para responder a la demanda".

El nombre de Cipla ha cruzado el planeta después de que hace dos semanas anunciara su intención de fabricar una copia del fármaco de la compañía suiza y venderlo como ha hecho con otros genéricos (en particular el cóctel de antivirales contra el sida) a un precio muy inferior al original, que es de unos 60 dólares por ciclo de tratamiento de 10 comprimidos. Tamiflu es el fármaco utilizado en primera línea de defensa contra el virus H5N1 de la gripe aviar, que ha provocado al menos 62 muertos en el sureste asiático desde finales de 2003 y amenaza con causar millones de muertes en todo el mundo en caso de que mute y se transmita fácilmente entre humanos.

India se ha convertido en el cuarto fabricante mundial de fármacos genéricos
"No somos piratas. No incumplimos ninguna ley. No vendemos donde hay patente"

Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió la alarma sobre el riesgo de una pandemia global, los Gobiernos de muchos países [principalmente los ricos] han multiplicado los pedidos a la multinacional suiza, que es incapaz de cubrir la demanda. Cipla ha decidido aprovechar la oportunidad y asegura que para junio producirá un millón de dosis al mes del antiviral, destinadas esencialmente a India, África y otros países en vías de desarrollo, donde no está registrado. "Además, hemos ofrecido gratis la tecnología de fabricación al Gobierno indio", dice Lulla.

El anuncio del mayor laboratorio indio por ventas se acompaña de una gran polémica, ya que los derechos de cesión de la patente de Tamiflu (que no expira hasta 2016) son de Roche. La empresa suiza (sometida a gran presión desde Gobiernos y organizaciones sanitarias internacionales) ha accedido a licenciar el fármaco y fijado los términos de los potenciales acuerdos, que incluyen la supervisión de las empresas interesadas en producirlo. "Queremos estar seguros de que pueden hacer cantidades significativas de Tamiflu para una pandemia, de acuerdo con las especificaciones de calidad, de seguridad y las pautas reguladoras adecuadas", ha dicho Roche. La multinacional suiza advierte que la producción del antiviral puede llevar un año, por su compleja estructura química, y que el proceso implica numerosos pasos, algunos de los cuales utilizan explosiones químicas controladas. "Es mucho más difícil de lo que mucha gente hace creer", ha declarado William Burns, director de la división farmacéutica de Roche.

Lulla hace un gesto de escepticismo y replica: "Claro que el proceso es complicado, pero lo mismo dijeron las empresas cuando decidimos fabricar los fármacos antisida. El tiempo demostrará si podemos hacerlo". Cipla fue la primera empresa en comercializar medicamentos baratos contra el sida, y vende el 75% de los que se consumen en África.Lulla afirma que están en contacto con Roche para un acuerdo de licencia sobre Tamiflu [cuyo principio activo es oseltamivir] relativo a los países donde la empresa europea tiene patente.

A más de 200 kilómetros Kuber Jagdale, director de la planta de Kurkumbh, en el distrito de Puna (una de las 30 de Cipla), afirma que no tendrán problema para fabricar el medicamento. "Podemos convertir en fácil lo complicado. Tenemos la capacidad". La instalación, en un polígono industrial que vivió tiempos mejores, en una sabana con ovejas y vacas de cuernos largos, emplea a 550 personas. Fabrica genéricos cardiovasculares, antidepresivos y antiinflamatorios. Exporta el 90%. Según Lulla, Kurkumbh realizará parte del proceso de oseltamivir.

Pero Cipla no es el único laboratorio indio dispuesto a fabricar el genérico de Tamiflu. También han mostrado interés Ranbaxy y Hetero Drugs. Y otro tanto ha ocurrido en Tailandia, Vietnam, Taiwan y EE UU. Roche dice que está dispuesta a hablar "con cualquier compañía que pueda producir cantidades suficientes".

La OMS ha recibido con satisfacción estos anuncios, y señala que "incrementar la posibilidad de acceso a los antivirales como oseltamivir es crítico". "Respaldamos los derechos de propiedad intelectual, pero también nos preocupa que, en caso de pandemia, una sola compañía no pueda responder a las necesidades", afirma Bir Kaur Pandey, responsable de comunicación de la OMS en Nueva Delhi.

El Gobierno indio sopesa si hay riesgo de que la gripe aviar se propague en el país antes de invocar la llamada cláusula de licencia obligatoria, por la que en caso de urgencia las compañías podrían saltarse la patente. Pero el registro de Tamiflu en India está pendiente, por lo que, según expertos legales, cualquier empresa podría fabricar el genérico.

El parlamento indio prohibió en marzo a las empresas locales producir genéricos de la mayoría de las patentes, para reforzar la protección de los derechos de propiedad intelectual en el marco la OMC (Organización Mundial de Comercio). La ley sustituye otra de 1970, que admitía copiarlos si se utilizaba un proceso de fabricación diferente, lo que permitió a India, según Lulla, pasar de ser el país con precios de fármacos más altos a uno de los más baratos, y a Cipla crecer. India es el cuarto fabricante farmacéutico mundial, principalmente de genéricos. El directivo califica la nueva ley de desafortunada y asegura que, en años, se volverá al monopolio y la gente no podrá pagar las nuevas medicinas.

Sobre las acusaciones de las multinacionales de que son ellas las que invierten miles de millones en investigación de nuevos fármacos, y que algunos fabricantes de genéricos son tan sólo piratas, responde: "¿Cuántas nuevas moléculas proceden de esas grandes empresas? Lo que ellas tienen es fuerza para comercializarlas mundialmente. No somos piratas, no incumplimos ninguna ley. No vendemos donde hay patente. Nosotros podríamos llamar asesinas a las multinacionales porque no proporcionan fármacos asequibles. ¿Qué es mejor ser pirata o asesino? La gente es quien debe decidir".

Fachada de la sede central de la empresa farmacéutica Cipla en Bombay (India).
Fachada de la sede central de la empresa farmacéutica Cipla en Bombay (India).JOSE REINOSO

La "llama del nacionalismo" y el rechazo a las multinacionales

Cuando el pasado 6 de septiembre Cipla celebró su asamblea anual, Yusuf K. Hamied, presidente de la compañía, no se detuvo sólo en el ejercicio finalizado el 31 de marzo, sino que repasó la historia para recordar el 70 aniversario de la empresa fundada el 17 de agosto de 1935 por su padre, Khwaja Abdul Hamied.

K. A. Hamied había logrado un doctorado en Berlín y, en 1927, en el largo camino de Europa a su país, perfiló el proyecto de lo que nacería como Chemical Industrial and Pharmaceutical Laboratories (Cipla). India vivía aún bajo el dominio británico

[no lograría la independencia hasta 1947].

Motivado por "la llama del nacionalismo", que, según la web de la empresa, "había prendido en él a los 15 años", Hamied puso en marcha Cipla en un pequeño chalet de Bombay. "Cuando regresó de Berlín, el doctor Hamied participó en el movimiento de liberación. Así que la filosofía de Cipla surgió en ese entorno", explica Amar Lulla, director general de la compañía. Eran años en los que India buscaba la autosuficiencia.

"El humanismo y el compromiso social han pesado siempre en la empresa más que lo económico. Esto sigue siendo válido. Y además ganamos dinero. Igual que cada persona tiene unos valores, éstos son los nuestros", afirma Lulla. "Por eso, tenemos un centro de cuidados paliativos para enfermos de cáncer completamente gratis".

El laboratorio tuvo unos ingresos de 456 millones de euros y unos beneficios netos de 75 millones de euros en 2004, lo que representa unos incrementos del 19% y el 39%, respectivamente. Tiene una plantilla de 7.000 personas, y 30 plantas por toda la geografía india. El 45% de su negocio procede de la exportación: vende en más de 150 países. Su campo son los genéricos (medicamentos copia de los originales, cuya patente ha expirado). "No investigamos nuevas moléculas, aunque sí sistemas de dosificación y suministro de fármacos. Consideramos que tenemos suficiente con esto".

Cipla asegura que no se opone a las patentes, y que las respeta donde están registradas, pero dice que rechaza el monopolio que ejercen algunas multinacionales y los altos precios de ciertos medicamentos. "En un país pobre y superpoblado como India, ¿quién puede pagar precios como los de Tamiflu?", dice Lulla.

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