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Reportaje:

El desconcierto latinoamericano

Vargas Llosa y Enrique Krauze acusan de hipócrita a la actual diplomacia española

Los españoles no son conscientes de hasta qué punto su transición marcó la vida de los latinoamericanos, al adelantar los tiempos políticos de un continente castigado por el autoritarismo. Por eso, que España, según el escritor Mario Vargas Llosa, muestre hoy su aquiescencia con la dictadura cubana o con un régimen como el venezolano, que desvirtúa las esencias democráticas, es una "hipocresía".

Esta diplomacia de "doble moral" es "un error histórico" y más ahora que en Latinoamérica resucitan fantasmas, como el populismo, que amenazan con dinamitar los esfuerzos democratizadores. El escritor hispano-peruano pidió ayer que España asuma el valor emblemático de su propio proceso y que actúe con responsabilidad. Al llamamiento se adhirió, sin dudarlo, el historiador mexicano Enrique Krauze.

Ambos intelectuales, figuras punteras del pensamiento liberal latinoamericano, sostuvieron ayer un mano a mano en la Casa de América para celebrar un aniversario: el de la revista Letras Libres, nacida en 1999 en México, bajo la dirección de Krauze, y que hace cuatro años dio el salto a Madrid.

En un anfiteatro a rebosar, Vargas Llosa y Krauze desgranaron los retos de las democracias latinoamericanas, y expresaron su decepción por los resultados de la reciente Cumbre Iberoamericana de Salamanca en la que España, dijeron, no estuvo a la altura. "¿Cómo es posible que un país que ha padecido una dictadura esté amparando con comunicados vergonzosos a un régimen siniestro, como el de Fidel Castro?", se preguntó el novelista. "¿Cómo es posible que España no encabece una movilización a favor de la libertad de los cubanos? En lugar de eso, el Gobierno auspicia un comunicado en el que el problema número uno de América Latina es el bloqueo a Cuba, palabra de una impropiedad garrafal. Eso es hipocresía".

Este error histórico, señalaron, se produce en un momento crítico para el continente americano. Si el ataque a las Torres Gemelas puso fin al optimismo engañoso con el que se encaraba el nuevo milenio, también en América Latina las cosas han resultado más conflictivas que lo que auguraba la última década del siglo XX. "De repente, los paradigmas estatistas, militares, guerrilleros y doctrinarios, que parecían haberse disuelto en 1989, vuelven como una pesadilla", señaló Krauze.

El peligro más preocupante, en opinión de Vargas Llosa, es la corrupción, que a su juicio "produce un rechazo hacia la clase política que es un caldo de cultivo para la demagogia populista", del que es un ejemplo sintomático Hugo Chávez en Venezuela. Vargas Llosa, pese a todo, esgrimió razones para el optimismo: "El hecho de que la izquierda esté aplicando esquemas políticos y económicos liberales en Chile, Brasil o Uruguay es una grata novedad. También la evolución en Centroamérica. Es poco, pero suficiente para no sentirse pesimista".

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