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LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

Marruecos estudia levantar cerca de Melilla un campamento para inmigrantes

Rabat ha devuelto en sólo dos días a 725 subsaharianos a sus países de origen

Marruecos estudia la posibilidad de levantar un campamento para inmigrantes en las proximidades de Melilla e instalar en él a un centenar de subsaharianos que no puede devolver a sus países de origen desde el aeropuerto de Guleimin, al sur del país, según han confirmado a este periódico tres fuentes diplomáticas. El wali (gobernador) de esa provincia, Ahmed Himdi, reconoció ayer que Rabat baraja varias posibilidades sobre el futuro del grupo de inmigrantes, procedentes de varios países, pero rehusó confirmar o desmentir la noticia.

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El Gobierno español carece de información sobre el hipotético campamento, coinciden dos fuentes consultadas por EL PAÍS. No obstante, una de esas fuentes admite que España recomendó a los funcionarios de la UE que la semana pasada visitaron Ceuta y Melilla la necesidad de ayudar a Marruecos a construir centros de acogida en la zona. Y el ministro del Interior, Mustafa Sahel, lo desmintió. "Sería contradictorio con nuestra postura" construir campamentos. "Intentaremos repatriar" a todos los subsaharianos, informa Ignacio Cembrero.

En sólo dos días, las autoridades de Rabat han devuelto a sus países a 725 inmigrantes, 290 hacia Senegal, otros 290 hacia Malí y 145 más en un avión que ayer despegó del aeropuerto militar de Guleimin con dirección a Guinea-Conakry. El wali de la provincia declaró el sábado a este periódico que hoy lunes se espera en la ciudad un representante diplomático de Ghana, con el fin de que identifique a sus compatriotas detenidos y dé el visto bueno a su repatriación. Himdi calculó que del millar de inmigrantes recluidos en varios acuartelamientos, unos 900 podrán ser devueltos en avión a sus países en los próximos dos días. "Quedará un centenar, divididos en pequeños grupos procedentes de otros Estados. Estamos analizando qué hacer con ellos", añadió.

Ese contingente es el que podría ser trasladado a un futuro campamento cercano a Melilla. El lugar se hallaría también próximo a la ciudad de Oujda, muy cercana a la frontera argelina. Desde hace varios años, las autoridades de Rabat y de Argel juegan en esa zona al ping-pong con los subsaharianos que intentan acceder a Europa: Argelia les empuja hacia Marruecos y Marruecos hace lo mismo hacia Argelia.

En las últimas semanas, soldados marroquíes han deforestado una franja de 100 metros de pinos en Rostrogordo, junto a la valla de Melilla, para aumentar la visibilidad ante futuras tentativas de entrada de subsaharianos, y han construido una zanja, aunque en los últimos días no se ha observado ningún movimiento para construir un campamento, informa Tereixa Constenla. Sin embargo, algunas ONG han recibido noticias de que se van a levantar tiendas para acoger a los inmigrantes.

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Si finalmente las autoridades de Rabat se inclinan por esa opción, el campamento cercano a Melilla será la primera puesta en práctica de la propuesta hecha en su día por el ministro del Interior alemán, Otto Schily: la creación de campos de internamiento de inmigrantes en los países del Magreb. El ex comisario europeo de Justicia Rocco Buttiglione apoyó en agosto de 2004 la propuesta germana. "Claro, siempre que se respeten en ellos los derechos humanos", puntualizó. Según Buttiglione, los centros de estancia deberían servir para, "tras una investigación previa, identificar y devolver a quienes no reúnan los criterios previamente acordados o no puedan ser integrados en la sociedad".

Aquella propuesta fue muy mal acogida en Marruecos. El rey Mohamed VI, en una entrevista concedida a EL PAÍS en enero de este año, señaló: "En lo que concierne a esos campamentos, no creo que contribuyan a solucionar el problema".

A diferencia de Alemania, Italia, Reino Unido y Austria, que apoyan la creación de estos campos, España y Marruecos se han mostrado hasta ahora opuestos. "Hay que analizar esto con prudencia", dijo el ministro del Interior, José Antonio Alonso, en octubre de 2004 en el Consejo Europeo de Justicia e Interior celebrado en La Haya. "Habría que asegurarse de que se respetan los derechos humanos, ver en qué condiciones estarían los inmigrantes y quién gestionaría esos centros. Europa no puede permitirse ningún retroceso moral", aseguró. Jean-Louis Bourlanges, entonces presidente de la Comisión de Libertades del Parlamento Europeo, bramó contra la propuesta. "Esta fórmula de deslocalización es incompatible con los derechos fundamentales", señaló.

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