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VISTO / OÍDO
Columna
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Los motivos del francés

La derecha en el poder en Francia ha ido anulando ventajas adquiridas por los trabajadores; la respuesta ayer fueron las grandes huelgas, las manifestaciones. Es tradicional, y quizá el francés logre que le devuelvan algo. Se quejan de que los contratos de trabajo son como papeles en blanco, de que el despido no se indemniza... Lo mismo de aquí. El poder del dinero está por encima del poder político. Así es Europa, eso está pasando en Alemania, y en Reino Unido los conservadores se agotan porque los laboristas están haciendo su trabajo. Cuando los franceses votaron contra la Constitución de Europa estaban ya quejándose de estas condiciones. Les contestan lo que se contesta siempre: que en el Tercer Mundo están las cosas peor, y que una temporada de agitaciones en el otoño caliente harán pasar más privaciones en el invierno frío. Francia, sin embargo, lleva en esta lucha muchos años, y tiene sindicatos bastante verosímiles.

Aquí la costumbre sindical y social acabó por los disparos y los agentes del poder económico; primero, por pistoleros a sueldo del patrón; luego, por los de la sublevación del poder del dinero, que no aceptaba los pequeños cambios que pudo introducir la República. Lo que se consiguió en Europa fue fruto del aspecto que tuvo que tomar el capital en su lucha contra el comunismo representado por la URSS; cuando ese riesgo llegó fue el momento de implantar un régimen conservador a favor suyo. Lo van consiguiendo. No sé qué van a conseguir estas huelgas francesas; puede que la gran burguesía de ese país las pueda restañar, como sería posible si el poder del dinero levantase un poco su pesado puño y considerase que hay puntos sin regreso, y que si se les va la mano pueden verse combatidos en la calle. Lo que pasa en Francia es una ampliación por otras vías de lo que pasa en Alemania, donde el poder era socialdemócrata. Y si el ciudadano no lo soporta, le amenazan con algo peor: llevarse sus fábricas a lugares donde no hay huelgas ni sindicatos, como China. No es nuevo: el auge español comenzó cuando las industrias empezaron a instalarse aquí, porque Franco no permitía huelgas. Igual les da un régimen de izquierdas que uno de derechas: lo que importa son salarios bajos y precios altos.

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