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El fracaso de la izquierda aleja la Constitución europea

Ninguna de las dos almas de la derecha polaca, que, según las encuestas a pie de urna, gobernará Polonia, es propiamente euroescéptica, pero tampoco muestra el mínimo entusiasmo por dar nuevos pasos en la construcción europea. Al contrario: el giro a la derecha va a implicar que Varsovia, que se había comprometido a ratificar la Constitución pese a los noes de Francia y Holanda, ponga ahora el pie en el freno.

Europa apenas ha sido un asunto de campaña, centrada en política interna, pero tras las elecciones de ayer la Constitución ni siquiera lograría el visto bueno del Parlamento, cuando antes de los comicios lo tenía asegurado. El apoyo parlamentario al texto ha caído en la misma medida en que ha menguado el socialdemócrata SLD y las encuestas también apuntan al fracaso de la rama más europeísta de los liberales.

Entre los ganadores que se han comprometido a formar Gobierno, la Plataforma Cívica (PO) es más liberal que Ley y Justicia (PiS), nacionalista y proteccionista, pero su programa va en la línea de avanzar en la integración meramente económica, siguiendo el modelo anglosajón, y dejar de lado todo andamio político. El aspirante a primer ministro del PO, Jan Rokita, se opuso en su momento a la Constitución en tono dramático. "¡Niza o muerte!", fue su consigna, que exigía una vuelta a la situación previa, definida en el Tratado de Niza.

El partido defiende, eso sí, acelerar las reformas económicas para cumplir lo antes posible con los requisitos de la zona euro, con el horizonte de entrada en 2010. También quiere profundizar los lazos con Alemania, siempre que la cancillería acabe en manos de Angela Merkel. El PiS es aún más crítico con la Constitución, recela de Alemania y ni siquiera considera prioritaria la adopción del euro. En su programa económico, la tiene como un objetivo vaporoso, subordinado en cualquier caso a evitar mayores sacrificios para la población.

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