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El Gobierno andorrano restringe a tres días la semana de caza del rebeco

Andorra acortará "por solidaridad" la temporada de caza y la reducirá de siete a tres días, pero no rebajará el número de capturas de rebeco, dijo ayer el ministro andorrano de Patrimonio Natural, Pere Torres. Torres añadió que si la Generalitat "hubiera suprimido la caza en todas las comarcas catalanas del Pirineo", el Principado también habría anulado la semana, "pero como no es así, se ha tomado esta medida a medio camino". El Gobierno catalán había solicitado la supresión de la semana de caza.

Torres confirmó los acuerdos alcanzados entre los presidentes de los gobiernos catalán y andorrano, Pasqual Maragall y Albert Pintat, respectivamente. Aunque la tradicional semana de caza quedará reducida a tres días -11,12 y 13 de septiembre-, se mantiene el número de licencias de caza que se sortearán y, además, se ha alargado el plazo de solicitud de anillas (licencias) hasta mañana por la tarde. Torres se escudó en la ley vigente, que establece una licencia por cada cuatro cazadores. Esto supondrá que se podrán cazar al menos 108 pìezas (el número de licencias solicitadas hasta ayer), aunque el último recuento hecho público anteayer establecía el número de rebecos en 103 en la zona libre.

La semana de rebeco es una vieja tradición, mantenida de padres a hijos en las casas solariegas más significativas del país y, en realidad, de las familias clave que han movido los hilos de la trama política andorrana a lo largo de los últimos siglos.

Los cazadores se sitúan en las cumbres, en zonas de difícil acceso. Allí, el cazador encuentra al cocinero de la colla, que ha preparado las viandas. La mayor parte de las veces son menús prohibidos por médicos y esposas: filetes, embutidos, arroces, asados..., regados con muy buenos caldos y rematados con mejores licores. Todo ello se ha subido en las semanas anteriores, a veces a pie, otras con helicóptero, aparato éste que en alguna ocasión había servido para acercar a los señores de la montaña algunas diversiones, más frecuentes en una barra americana que entre pinos y abetos.

Esta es en realidad una cita clave para la mayor parte de los prohombres andorranos y para todo aquel que quiera llegar lejos en los negocios o en la política del país.

Torres aseguró que la cabaña andorrana está sana, a pesar de que la peste animal ha afectado a los animales situados en territorio catalán (el 43% de la población en la zona del Cadí y hasta el 80% en algunos puntos de la Cerdanya y del Alt Urgell). Los últimos recuentos realizados por el cuerpo andorrano de banders (forestales) aseguran que hay 103 animales viviendo fuera de las zonas de reserva -para ser cazados- y 558 en éstas (Enclar, Xixerella, Ransol, Sorteny). El año pasado había 224 animales y 554 respectivamente, y se otorgaron 156 anillas (licencias) de caza a 635 cazadores.

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En los últimos años se ha producido el cierre formal de la frontera catalana durante la semana, con una vistosa disposición de agentes forestales catalanes y muchos medios terrestres y aéreos. El objetivo: evitar el paso de andorranos a territorio catalán siguiendo a una pieza. Este año, el Gobierno andorrano ha admitido las patrullas conjuntas.

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