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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Uno de los grandes

Antoni Clavé fue un superdotado para el arte. Sus aptitudes artísticas fueron descubiertas muy pronto por Angel Ferrant, uno de sus profesores de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, y por sus mismos compañeros en aquel centro (Eudald Serra, Emili Grau Sala, Ramon Martí, Hernán Picó, etcétera), así como para el mundo de la publicidad cinematográfica de los años treinta, para la que creó originalísimos e innovadores carteles a lo Cassandre. Cuando empezaba a acreditarse como un cartelista renovador -llegando incluso a colaborar con la Warner Bros y la Metro Goldwyn Mayer-, la Guerra Civil truncó su vida. Su compromiso republicano le llevó a exiliarse a Francia, donde pasó por los campos de concentración de Prats de Molló i Camp d'Haras, antes de instalarse en París, concretamente en Montparnasse, donde duramente empezó una carrera que lo proyectaría internacionalmente. Ilustró infinidad de libros de bibliófilo, editó mucha obra gráfica, realizó decorados y figurines para teatro, a la vez que emprendía un camino de investigación pictórica primero y escultórica después que le llevaría a definir su propia personalidad, de manera que, progresivamente, abandonó la línea intimista y decorativa cercana a Bonnard y Vuillard que había emprendido y se dejó impregnar por las nuevas tendencias y la personalidad y la obra de las figuras emblemáticas del momento, como Picasso.

Más información
Antoni Clavé, pintor y escultor

Se relacionó Clavé también con los españoles vinculados a l'École de Paris (Bores, Domínguez, Lobo, Viñes, Viola...) y alrededor de la década de 1950 inició un proceso de madurez que le llevó a abandonar, a partir de 1954, cualquier actividad ajena a la pintura, el grabado o el cartel, a los que incorporó una particular versión del collage, explotando las posibilidades del trompe l'oeil, buscando nuevas texturas a la materia y saltando de la pintura a la escultura para crear un particular tipo de assemblage, que tiene tanto de experimentación como de ejercicio lúdico. Da la sensación de que Clavé se dejaba llevar por el instinto, por la seducción de los materiales, por el interés intelectual hacia unos determinados temas (Gargantúa, muñecas, reinas y reyes, guerreros, personajes medievales, figuras del barroco, El Greco, Velázquez, Picasso, Zurbarán...) que desarrollaba con una figuración libre, que inicialmente iría asimilando elementos de la abstracción para acabar en una abstracción radical que prescinde de toda componente retórica para circunscribirse al gesto, el color y la mancha.

Un proceso que se percibe en las obras que realizó en los últimos 40 años, desde la década de 1960 hasta las de 2004, que pudimos ver en Madrid y Barcelona aquel mismo año. En todas ellas se hace patente no sólo la energía e intensidad con que trabajaba Clavé, sino también que su pintura, su collage y sus papiers froissés son cada vez menos alusivos, los vestigios figurativos van desapareciendo para dejar paso a una abstracción en la que predomina la economía de materiales encontrados y una cuidada administración de gofrados y collage. Y aun, en los últimos años, lo concentró todo en las grandes superficies abstractas de base azul y negra, con ligeros toques rojizos que presentan un diálogo entre estos colores en un marco de violencia gestual, ya que otorgó el protagonismo a los brochazos, los trazos enérgicos, los toques de spray, las chorreaduras, las restregaduras... Y es que, finalmente, Antoni Clavé renunció a todo decorativismo para extraer de la pintura una dimensión misteriosa, dramática, de elevada intensidad, que encontró justo reconocimiento en Europa, Japón y Estados Unidos, y que le reportó distinciones tan distinguidas como merecidas, como son la Medalla de Oro de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, el Premio de la 28ª Bienal de Venecia, otorgado por la Unesco, el premio del Museo Kamakura de Tokio, o la Medalla de Oro de la Generalitat de Cataluña, que acreditan que ha muerto un pintor de real alcance internacional.

Daniel Giralt-Miracle es crítico de arte.

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