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El nuevo presidente de Irán ataca la "invasión cultural" de Occidente

Ahmadineyad afirma que el liberalismo "justifica todas las desviaciones"

El nuevo presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, compareció ayer ante el Parlamento en busca del voto de confianza para el Gabinete de tendencia conservadora que ha propuesto. La sesión no fue la simple formalidad que se preveía y el presidente tuvo que escuchar las primeras críticas pese a su discurso ultraconservador, en el que cargó contra Occidente y su "invasión cultural. Su diatriba no disipó la desconfianza de algunos diputados hacia varios de sus ministros a los que ven faltos de experiencia.

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En defensa de su Gobierno, el nuevo presidente pronunció un discurso que fue emitido en directo por la televisión estatal, en el que se explayó contra aquellos países que "quieren hacernos callar" y contra "la invasión cultural" que amenaza la identidad iraní e islámica. Sin mencionar el contencioso que mantiene Teherán con Europa y EE UU a propósito de sus planes nucleares, Ahmadineyad atacó a los países que "no están dispuestos a reconocer nuestros derechos legítimos y pretenden interferir en nuestros asuntos con acusaciones sin fundamento y diferentes pretextos, como los derechos humanos".

En otro momento, el presidente iraní criticó el "pensamiento liberal que justifica todas las desviaciones", para abogar por "la promoción de la virtud y la prohibición del vicio" y defender "las tradiciones islámicas".

Ahmadineyad también apostó por la "justicia social" como elemento esencial en su política interna y se comprometió a "trabajar por mejorar las condiciones de vida, los salarios y combatir el desempleo".

Críticas

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Tras su defensa del programa de gobierno, el nuevo presidente citó uno a uno a sus 21 ministros, explicó las razones que le llevaron a elegirlos -aseguró que para ello había examinado el perfil de más de mil personas- e hizo una breve reseña de sus currículos para que el Parlamento tenga elementos de juicio.

A continuación, algunos diputados tomaron la palabra para comentar su discurso y para defender o atacar a sus ministros. Emad Afrugh, por ejemplo, señaló que el programa de Admadineyad era "una sucesión de buenas palabras"; Hasan Sobhani hizo hincapié en el riesgo de que Irán se quede aislado dentro de la comunidad internacional y Bijan Shahbazjani puso en duda la capacidad del Gobierno para repartir los inmensos beneficios del petróleo entre la población.

Los ministros de Enseñanza, Sanidad y Petróleo son los que, a tenor de lo que se vio ayer en el Parlamento -una amalgama de duros, conservadores leales a Ahmadineyad y desconocidos-, tienen más difícil su confirmación. En este sentido, el nombre propuesto para el poderoso Ministerio del Petróleo, Alí Saeedlou, alcalde de Teherán en ejercicio, es acusado por numerosos diputados de carecer de la experiencia necesaria para el cargo.

En caso de que el Parlamento niegue el voto de confianza a uno o varios de los ministros, el presidente iraní tendrá un plazo de tres meses para presentar a sus nuevos candidatos.

El presidente Ahmadineyad, ayer en el Parlamento iraní.
El presidente Ahmadineyad, ayer en el Parlamento iraní.REUTERS

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