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Tranquilo final de un proceso que empezó caótico

Medio centenar de periodistas han seguido durante cinco días el juicio a Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito. Aunque el artista no ha sido el único que se ha sentado en el banquillo de los acusados -cinco más están imputados por urdir la trama que impidió que hasta el 27 de marzo de 2004 no se conociera al verdadero autor del atropello mortal de Benjamín Olalla, ocurrido el 30 de septiembre de 2003-, todas las miradas se han dirigido hacia él.

El despliegue policial ha impedido que las cámaras de los medios de la prensa rosa pudieran acercarse a la sala de vistas. El bailaor también ha estado amparado por dos docenas de familiares, entre ellos su madre y su novia. El comportamiento de todos los presentes en la sala ha sido ejemplar, como ayer señaló la juez María Ángeles Sáez.

Los problemas del caótico comienzo se produjeron por la huelga de funcionarios de Justicia, que tuvieron que ser desalojados a la fuerza por la policía en la primera sesión al realizar "una sentada" delante de la sala dónde se estaba celebrando el juicio. Durante las cuatro sesiones siguientes han seguido protestando, aunque cada vez con menos fuerza al no conseguir burlar el férreo cordón policial.

La viuda de Benjamín Olalla, María Ángeles Madero, ha aguardado tres días sentada en un banco con el gesto muy cansado y a veces crispado. No pudo asistir a las primeras sesiones del juicio porque la defensa del bailaor solicitó que testificara, aunque retiró esta petición en el último minuto. Ayer, la viuda sí vio el final del juicio, que terminó con las palabras del artista y de uno de los policías, Bernardino Rodríguez, acusado de encubrir y de inducción al delito junto al ex policía José Miguel Álvarez y el empresario Óscar Benavente.

Tanto el policía como sus dos compañeros se han declarado inocentes, al igual que el cantaor Jorge Rubio, El Canastero, quien acompañaba al artista el día del atropello y que está acusado también de un delito del deber de omisión de socorro.

El quinto imputado en la causa, Antonio Fernández Flores, tío de Farruquito y acusado de un delito de encubrimiento y de inducción a la simulación de delito, también se ha declarado inocente.

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