_
_
_
_
_
Reportaje:

Don Quijote se deja ver por Sevilla

La compañía Varuma recrea en el centro de la ciudad los últimos días de la aventura del hidalgo en 'La columna de El Manco'

Margot Molina

Hay algunos que dicen estar "empachados" de tanto Quijote y sólo estamos en el meridiano del IV centenario de su edición; sin embargo otros, como Antonio Valdivieso, se muestran embelesados con el descubrimiento del caballero y su divertido escudero. Antonio, que tiene cinco años, tiraba de la mano de su abuela para meterse casi en las narices de los actores que el jueves representaron por las calles de Sevilla La columna de El Manco, una producción de Varuma Teatro que combina el trabajo de actores y saltimbanquis.

"El Quijote ha ido a mi colegio, es uno que está loco y se pelea con los molinos. Pero a mí me gusta más Sancho", sentencia Antonio, mientras su abuela lo tiene que sostener para que no se coloque al lado de Sancho. El bueno del escudero, interpretado por David Pavón, estaba echando un sueño en los mentideros de la puerta del Patio de los Naranjos de la Catedral, uno de los lugares por los que transitaban los personajes cervantinos; mientras su señor, a quien encarna Rafael Téllez, soñaba despierto.

Más información
Una de pitanzas y paseos para completar el viaje

La columna de El Manco, que se representará hasta el 8 de junio por distintos espacios del centro de la ciudad -todos los días desde las 19.30 hasta las 21.00-, es una mezcla de teatro, danza, circo y música en la que intervienen 12 actores bajo la dirección de Antonia Gómez.

"La obra no es un pasacalles, sino que son pequeñas piezas de teatro entrelazadas con números de malabares, saltimbanquis, zancos y fuego. Por eso la hemos dividido en seis parás", explica Antonia Gómez, quien forma la compañía Varuma junto a Jorge Barroso y Alberto López. La columna de El Manco es una idea de Miguel Sutilo que ha utilizado fragmentos de obras de Cervantes, especialmente de las Novelas ejemplares, El Quijote y también del prólogo del Quijote; además de un texto de León Felipe. "Nosotros le damos la vuelta y la quema de libros, que está al principio de la novela, es nuestra última pará. La obra está dividida en seis capítulos porque esos son los días que Don Quijote tarda en volver a su pueblo. Cervantes sólo dice que empleó seis días y nosotros nos hemos inventado lo que pasó ese tiempo", aclara la directora del montaje.

El bueno de Don Quijote sorprendió a los transeúntes cuando apareció en camisón blanco, tal y como Gustave Doré lo popularizó a través de sus grabados en el siglo XIX, y encerrado en una jaula de madera que los cómicos transportaron por las calles sobre un carromato. "He venido por curiosidad, porque me lo dijo una amiga y me está gustando mucho. Aunque no he leído el Quijote puede que ahora me anime", decía Elisabeth López, estudiante de peluquería de 17 años.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La historia comenzará cada día, hasta el próximo miércoles, al principio de la calle Sierpes, donde estuvo la Cárcel Real en la que Cervantes pasó algún tiempo a la sombra, y terminará en el Patio de Banderas, con un fuego real en el que se queman los libros. Los actores, algunos con máscaras de la Comedia dell' Arte, consiguieron enganchar a más de un centenar de personas que les siguió fiel en el recorrido.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_