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LOS NUEVOS SOCIOS | REFERÉNDUM EUROPEO | Reacciones en Europa

Un freno para la integración

Guillermo Altares

Nada más ingresar, los 10 países que se incorporaron a la UE en mayo de 2004 -la mayoría antiguos Estados comunistas-, se encontraron con la desagradable sorpresa de unas elecciones al Parlamento Europeo, desastrosas en cuanto a participación y, en algunos casos, en resultados.

El no francés al Tratado Constitucional, impulsado entre otros motivos por el miedo a la ampliación y las deslocalizaciones, ha desatado nuevos recelos en el Este, que teme un retraso en su integración total (libre circulación de ciudadanos, Schengen, euro).

"Este resultado no debería frenar el proceso de ampliación", dijo el presidente polaco, Aleksander Kwasniewski, mientras que el ministro de Exteriores húngaro, Ferenc Somogyi, reconoció que el no iba "contra los intereses de Hungría". "Nuestro interés fundamental es que el proceso de integración continúe en la región", dijo Somogyi, quien interpretó el resultado como "una crítica clara al desarrollo actual y al futuro de la UE".

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El temor a convertirse en miembros de segunda en una Europa a dos velocidades es el mensaje que muchos nuevos socios han visto en el resultado de la consulta -salvo el euroescéptico presidente checo, Vaclav Klaus quien se felicitó de la consulta y la "muerte" de la Constitución-. Pero para aquellos que están en el borde de la Unión (Bulgaria y Rumania, que han firmado su ingreso, previsto para 2007), para los que están a punto de comenzar a negociar (Croacia) o para los que no ocultan sus deseos de sentarse a la mesa cuanto antes (Serbia y Montenegro, Bosnia, Albania o Macedonia) el resultado puede representar un quebradero de cabeza.

"No hay que establecer un lazo directo entre el resultado y las perspectivas europeas de Bulgaria", ha dicho un portavoz del Ejecutivo de Sofía, mientras que el Gobierno rumano emitió un comunicado con una declaración muy similar: "Ante la inquietud de la opinión pública rumana con respecto a este rechazo, aseguramos que no hay ninguna correlación jurídica entre el voto sobre la Constitución y la ampliación".

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El presidente de Serbia, Borís Tadic, cuyas relaciones con la UE todavía están en pañales, ha reconocido que puede haber "un cambio de velocidad" en las negociaciones de los futuros miembros. Los próximos socios son conscientes de que el no francés representará un aumento de las exigencias y de las condiciones. Como ha explicado a la agencia Reuters Gergana Noutcheva, investigadora del Centro de Estudios Europeos de Sofía, "los nuevos socios tendrán que hacer muy bien sus deberes porque las condiciones van a ser más estrictas".

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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