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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Hijos de Caín

Eugenio Trías acaba de dar a la imprenta un libro breve en extensión pero denso en contenido: La política y su sombra, título que es una paráfrasis de su primera obra, La filosofía y su sombra (1969). Se cerraba ésta con una frase rotunda: "La filosofía actual ya no deja lugar a esa complicidad y por ello se define todavía de forma negativa, como filosofía sin el hombre". En no pocos sentidos, hay un nexo de unión entre ambos escritos. Si en la primera abordaba las categorías y pensadores del saber, de la formación de la idea del mundo, ahora se centra en las categorías positivas del vivir, que sólo puede ser convivir: la felicidad, la libertad y la justicia. Y gravitando sobre ellas, hoy con una fuerza inusitada, la sombra: la exigencia totalitaria de seguridad.

LA POLÍTICA Y SU SOMBRA

Eugenio Trías

Anagrama. Barcelona, 2005

166 páginas. 14 euros

EL HILO DE LA VERDAD

Eugenio Trías

Destino. Barcelona, 2004

270 páginas. 21 euros

Parte Trías del tiempo propio, como no podía ser de otra forma en filosofía. Analiza su entorno, los valores que dominan y habla de ellos. Y percibe como una notable amenaza la exigencia de seguridad, acentuada, exacerbada tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y del 11 de marzo en Madrid. La herencia del miedo, dice, evocando a Hobbes, raíz del contrato social en el que se basa la política. En el estado de naturaleza todos los hombres son iguales y nadie es de forma absoluta más fuerte que los demás. El miedo a una agresión hace que se imponga el pacto. Pero el miedo, factor negativo, no puede erigirse en guía del ser y del hacer. El hombre quiere superar el miedo y también construir en positivo: la felicidad, la libertad, la justicia. "Una política erigida sobre el miedo, o que lo fomenta y propicia, o que tiende a inocularlo y propagarlo, es justamente la política que acaba triturando todos los restantes valores: la justicia, la libertad, la buena vida, la igualdad, la fraternidad" (página 53).

Una reflexión sobre el presente, pero que no se queda en él. Nunca lo ha hecho Trías, aunque siempre ha sido, también, un pensador de las urgencias. El volumen repasa la tradición filosófica (Platón, Aristóteles, Kant, Marx, Freud y Weber, a la sombra del "príncipe de las tinieblas": Hobbes) para construir una teoría general, a veces formulada y otras claramente en práctica, de la política.

Como Hobbes, parte del relato fundacional del Génesis. Pero lo reformula. En la interpretación de Trías, la política no deriva de Adán, sino de Caín. "La historia humana no surge de la expulsión del Edén, que constituye más bien un acontecimiento mítico (simbólico, protohistórico). Nuestro primer padre no es Adán sino Caín. La historia humana tiene su origen en un fratricidio originario" (página 45).

La tragedia histórica se produce al confirmar que en cualquier momento el contrato social que fundaba la convivencia puede quedar anulado y volver al estado de naturaleza, de miedo, de inseguridad, lo que no tiene por qué ser la guerra civil que temía Hobbes, puede darse en una forma estatal: el totalitarismo impuesto so pretexto de la amenaza del terror.

La aparición de esta obra es casi paralela a un segundo volumen de Trías: El hilo de la verdad. Un volumen mucho más epistemológico, aunque el lector habitual del filósofo barcelonés reconocerá sus constantes: desde el cine (el texto se abre con una nota sobre la película Ciudadano Kane y sobre Orson Welles) hasta la música y, sobre todo, la idea de límite, que desde hace años configura y da forma a su pensamiento.

Aparentemente se trata de obras discontinuas. Pero, como tantas veces ocurre en filosofía, la apariencia contradice a la verdad. Hay una noción central que hilvana ambos conceptos; la noción de sujeto. No hay política sin sujeto. Y, para Eugenio Trías, y ya desde aquel primer volumen citado al principio, la noción de sujeto es el eje de la modernidad. El sujeto no es sólo una categoría, es el eje que da sentido a todo, el límite sobre el que se constituye la realidad, en su doble sentido de ser (metafísica) y hacer (política).

En ambos volúmenes está latente, casi explícita, una afirmación que es a la vez un desafío al relativismo posmoderno: hay una verdad posible, formulable por el filósofo. Lo dice Trías de la mano de Hegel y, a mayor provocación, citando a Santo Tomás de Aquino. Pero la afirmación de que la verdad es posible forma también parte de sus convicciones. "Cabe expandir la propuesta filosófica por todos los barrios de la ciudad fronteriza, planteándose en consecuencia el problema de la verdad (...) el de la libertad (...) el del posible nombre simbólico de ese (...); el de la belleza". Se recuperan conceptos "absolutos". Sobre los que siempre acecha, recuerda Trías en La política y su sombra, de la mano de Hegel, la sombra de "un absoluto negativo que señala el límite más allá del cual no hay humanidad posible".

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