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Reportaje:FÚTBOL | Vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones

El héroe sin cartera

Carragher, la estrella del Liverpool que regresa a la cima, se crió en un barrio obrero en el que, dice, "el dinero se lleva en los bolsillos"

"El Chelsea podrá comprar excelentes jugadores y también un gran entrenador, pero nunca podrá comprar una afición como la nuestra". Jamie Carragher, de 27 años y el héroe del Liverpool en su camino a la final de la Champions, se siente apoyado por una grada que le admira y le respeta. Para el público de Anfield, Carragher es un classic scally, uno de los suyos, un héroe de la clase obrera que lleva más de 350 partidos defendiendo la camiseta de los reds. Aunque ése no fuera su sueño de niño. "Cuando era pequeño no me gustaba el Liverpool", declaró al Sunday Times. "Fui seguidor del Everton

[el otro equipo de Liverpool] hasta los 16 años, aunque fiché por los reds cuando tenía nueve porque era una buena oportunidad. Luego, durante un año, el corazón mandó sobre mi cabeza y me marché al Everton. Cuando me di cuenta de que había cometido un gran error llamé al Liverpool y pregunté: '¿puedo volver?".

"La gente se cree que todos los futbolistas son como Beckham. Yo soy simplemente normal"

Carragher es un chico de barrio, marcado por el fuerte acento de la ciudad del Mersey, un futbolista de la Premier que no abandonó la casa que compartía con su madre y su hermano hasta cuatro años después de debutar con el Liverpool, en 1997. Hasta entonces, su vida transcurrió entre las dos aceras de la calle Marsh Lane. A un lado la escuela. Al otro las instalaciones del Brunswick, donde dio sus primeros pasos calzando botas con tacos. En medio, el resumen del Liverpool deprimido de los 80: casas construidas con húmedos ladrillos rojos, fábricas semiabandonadas, y los olores del puerto subiendo por la calle. "Crecer en el distrito de Bootle fue fantástico: teníamos poco y eso te da un sentido del humor especial. Crecí en un sitio parecido a Glasgow, un barrio de clase trabajadora en los que la gente aprende a sobrevivir sonriendo, tirando con lo que tiene", cuenta siempre el central, orgulloso de sus orígenes.

Ahora, convertido en una estrella, vive a poca distancia de su viejo barrio, donde su padre regentaba un pub, The Solly, visita a su madre continuamente y alterna con muchos de sus antiguos amigos. Gente como Jaime, su compañero en el equipo que ganó la Copa de Inglaterra juvenil de 1996 y que abandonó el fútbol por culpa de una pierna destrozada -"verle me recuerda la suerte que tengo". Compañeros de su pandilla infantil que no le permiten ningún lujo: "Una vez me compré una cartera de cuero muy normal y se metieron tanto conmigo que no he vuelto a tener ninguna. De donde vengo, el dinero se lleva en los bolsillos".

Carragher ha tenido suerte: como juvenil, todo el mundo veía en él a un jugador polivalente, pegadizo en la marca y entregado a su equipo, lo que le valió el récord histórico de convocatorias con la selección sub-21 inglesa. Como profesional, debutó en 1997 ante el Aston Villa y marcó el primero de sus dos goles con el equipo de Anfield. Su polivalencia -ha pasado por el lateral derecho, el puesto de medio centro y el de central- fue su gran problema, hasta que se asentó como titular en la campaña 2000-2001, cuando el Liverpool conquistó el triplete -Copa de la UEFA, Copa y Copa de la Liga. Para entonces, Carragher ya había conectado con la grada de Anfield, el coro silencioso que le apoyó cuando fue expulsado por tirar contra el público del Arsenal una moneda que le habían lanzado desde la grada.

Hoy, convertido por Rafa Benítez en un central de jerarquía, Carragher se sigue considerando una garganta más de la atronadora grada de Anfield: " No he olvidado mis raíces. No estoy en un pedestal, sino en el mismo nivel que los seguidores; la gente se cree que todos los futbolistas son como Beckham, pero yo soy simplemente normal".

Carragher y Dudek celebran el triunfo del martes ante el Chelsea.
Carragher y Dudek celebran el triunfo del martes ante el Chelsea.AP

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