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Sevilla alberga una exposición sobre los placeres urbanos entre el final del XIX y los años treinta

La muestra presenta obras de Picasso, Sorolla, Penagos, Pinazo y Vázquez Díaz

Las ciudades españolas se convirtieron en lugares llenos de efervescencia vital en el periodo comprendido entre el final del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX. En un país marcado aún por su fuerte peso rural la ciudad era territorio de libertad, placer y sueños efímeros. Artistas como Pinazo, Sorolla, Picasso o Anglada-Camarasa describen ese mundo vitalista y frágil en sus obras. Sevilla acoge desde el martes la muestra La ciudad placentera. Noche y día de la vida moderna, que recorre el mundo urbano de una sociedad llena de contrastes.

La exposición, organizada por la Fundación El Monte, puede verse en la Sala Villasís (entrada por la calle Arguijo) hasta el próximo 30 de junio. "La ciudad placentera ha sido concebida como una muestra que interpreta y hace crónica de una visión de la ciudad que se desarrolló en el ámbito plástico hispano entre finales del siglo XIX y los años treinta del XX, atendiendo preferentemente a una serie de apartados clave de la vida y del ocio urbanos de signo moderno, junto a aquellos otros más enraizados con la tradición sobre los que se proyecta una mirada moderna y hedonista", señala el comisario de la muestra, Francisco Javier Pérez Rojas, en el magnífico catálogo (370 páginas repletas de información e imágenes deslumbrantes). La exposición se apoya en un material que procede en su mayoría de ilustraciones gráficas.

La muestra recorre una época y un mundo al que pusieron letra y ritmo los poetas modernistas y los autores de novelitas eróticas baratas, los bohemios que pululaban por la madrileña Puerta del Sol y las bailarinas que soñaban con casarse con un aristócrata centroeuropeo, los futbolistas que intentaban batir a Zamora y los lechuginos que rondaban a las modistillas.

La pintura y la ilustración gráfica fueron un instrumento ideal para recrear la fascinación por una vida moderna que desplegaba sus matices más amables y vitalistas. Se miraba el futuro con optimismo, aunque comenzaban a hacerse visibles los primeros indicios que desembocarían en unos feroces años treinta y la Guerra Civil.

Entre las obras seleccionadas destacan las de artistas de la talla de Ignacio Pinazo, Joaquín Sorolla, Hermenegildo Anglada-Camarasa, Celso Lagar, Pablo Picasso, José Mongrell, Josep Renau, Fernando García Alegría o Rafael de Penagos, entre otros numerosos ilustradores gráficos. También figuran en la muestra autores vinculados al ámbito andaluz, como José María López Mezquita, José García Ramos, Daniel Vázquez Díaz o Juan Miguel Sánchez.

Un texto de Azorín nutre el espíritu de la muestra. "Es la hora del crepúsculo (...) Hay en el ambiente de estas grandes ciudades a esta hora, una sensación de voluptuosidad y de fatiga, de serenidad y de enervamiento (...) Toda la civilización moderna se halla a esta hora del crepúsculo vespertino en esta atmósfera que respiramos en la calle populosa y ruidosa de la gran ciudad", escribía Azorín en 1914.

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