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Los portugueses acuden hoy a las urnas en unos comicios marcados por la apatía

Los sondeos sitúan al socialista José Sócrates a un paso de obtener la mayoría absoluta

Portugal acude hoy a las urnas para renovar la Asamblea de la República por tercera vez en cinco años, con el objetivo de reengancharse al tren del crecimiento. La mayoría de los 8,8 millones de electores con derecho a voto han seguido con apatía una campaña electoral que, según todas las encuestas, llevará de nuevo al Gobierno a los socialistas de la mano de José Sócrates, de 47 años. Los sondeos le sitúan rozando la mayoría absoluta y auguran un resultado catastrófico para el conservador Partido Social Demócrata (PSD) del primer ministro, Pedro Santana Lopes.

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Los partidos cerraron la noche del viernes la campaña con actos masivos. Santana Lopes insistió hasta el final, contra viento y marea, que la "ola naranja" avanza imparable, en alusión al color de su partido y a un supuesto paralelismo con la Revolución Naranja de Ucrania. Sócrates siente que acaricia un "triunfo histórico", la mayoría absoluta esquiva a los socialistas en los casi 30 años de democracia.

Puede haber mayoría absoluta, pero no se respira entusiasmo. El país parece aguardar la probable victoria de Sócrates de la misma forma que Gato Fedorento, el grupo cómico más popular en Portugal, retrata el estado de ánimo colectivo. En el chiste, un transeúnte topa con una cola de personas y le pregunta al último qué esperan. "No lo sé", le contesta. En lugar de sorprenderse y seguir su camino, el transeúnte se sitúa él mismo al final de la cola. Los principales partidos han tratado de combatir la indiferencia con mareas de militantes enfervorizados recorriendo calles y plazas ondeando banderas y entonando cánticos. Pero la campaña ni ha despertado a los portugueses ni ha tenido influencia alguna entre los electores.

Las encuestas son contundentes. La media otorga el 46% al Partido Socialista, bordeando la mayoría absoluta, y detecta una caída abrupta, de más de 10 puntos, del gobernante PSD, que se quedaría en el 30%. Los otros tres partidos se mueven en torno al 7%, lo que de confirmarse supondría una decepción para el derechista Partido Popular (PP), socio de gobierno del PSD; un freno a la sangría que vienen padeciendo los comunistas -impulsores de la coalición CDU- y un salto para el Bloque de Izquierdas.

Los socialistas piden mayoría absoluta con el argumento de que es imprescindible para sacar el país del pozo en que se encuentra, con la renta per cápita más baja de la zona euro, la peor productividad y la previsión más baja de crecimiento. Si no la consiguen, el diseño más probable es similar al de José Luis Rodríguez Zapatero en España: gobierno en minoría con pactos parlamentarios con comunistas y Bloque, sin descartar acuerdos de Estado con el PP, que en la campaña ha prodigado gestos de desmarque del PSD. Mientras tanto, los barones del PSD se preparan para pasar cuentas con el populista Santana Lopes, a quien culpan de todo, pese a que heredó una economía al borde de la recesión cuando el pasado julio accedió al puesto tras la marcha a Bruselas de José Manuel Durão Barroso.

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Un militante del PSD durante el último mitin electoral, celebrado el viernes en Figueira de Foz.
Un militante del PSD durante el último mitin electoral, celebrado el viernes en Figueira de Foz.REUTERS

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