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Crítica:ÓPERA | 'Il corsaro'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Hasta dentro de 157 años

El Liceo de Barcelona ha tardado 157 años en estrenar Il corsaro, que es una de las dos peores óperas de Verdi. Algunos expertos sostienen que Alzira es aún peor, lo que no sirve de mucho consuelo tras una audición íntegra de Il corsaro. El libreto es infumable y en la áspera partitura, escrita a toda prisa para cumplir un encargo molesto -Verdi nunca soportó al editor y empresario Francesco Lucca-, apenas hay chispazos de genio. Marcada por el fracaso desde su estreno, en 1848, en el Gran Teatro de Trieste, la obra desapareció del mapa verdiano hasta su tímida recuperación a partir de una representación en 1963 en el palacio Ducal de Venecia. Ahora ha llegado por primera vez al Liceo, en versión de concierto, que es siempre la peor manera de ofrecer una ópera al público, por mediocre que sea su libreto. Curiosamente, el título no era nuevo para la orquesta y el coro del teatro, que la interpretaron en 1986 en una versión escenificada firmada por el arquitecto Ricardo Bofill en el anfiteatro romano de Les Arènes de Nimes, de Francia.

Il corsaro

De Giuseppe Verdi. Libreto de Francesco Maria Piave basado en el poema The corsair, de Byron. Intérpretes: José Cura, Susan Neves, Marina Mescheryakova, Carlo Guelfi, José Manuel Zapata y Josep Ribot. Coro y Orquesta del Liceo. Director musical: Marco Guidarini. Versión de concierto. Teatro del Liceo. Barcelona, 31 de enero.

No se puede hacer gran cosa con Il corsaro, salvo olvidarla por completo, que es lo que hizo el mismísimo Verdi, y de ópera sabía un rato. Tiene cosas curiosas, como ser la única obra verdiana con dos voces de soprano enfrentadas, la angelical Medora y la temperamental Gulnara; en sus arias están los momentos musicales más inspirados de la partitura. Curiosamente, no han sido las sopranos las más interesadas en recuperar esta obra. Si se monta de vez en cuando Il corsaro es porque algún tenor famoso tiene ganas de lucir sus cualidades dando vida a Corrado, corsario protagonista. Y José Cura, principal gancho de la versión en concierto en el Liceo, lució con ganas voz y temperamento dramático. También lució palmito y nos tuvo con el alma en vilo durante toda la noche con sus gafas: ahora me las pongo mientras canta el coro; ahora me las dejo mientras canto yo; ahora me las quito porque ya no canto; ahora las guardo en el estuche.

Un verdadero maestro del canto verdiano, Carlo Bergonzi, sacó oro molido del personaje protagonista a base de elegancia, sentido del fraseo y dominio del estilo verdiano. Cura opta por otra vía interpretativa, más directa y visceral, aprovechando la potencia de su voz, con un centro rotundo, de color oscuro, muy atractivo, y gran aliento dramático. Un Corrado de una pieza, sin filigranas, vibrante, que fue muy aplaudido por el público. De las dos sopranos, mejor Susan Neves en el papel de Gulnara, con fuerza y temperamento; Marina Mescheryakova estuvo algo sosa en el delicado personaje de Medora. El canto rudo de Carlo Guelfi y el buen hacer de José Manuel Zapata y Josep Ribot en sus episódicos cometidos completaron un equipo vocal solvente. El director de orquesta Marco Guidarini, debutante en el Liceo, dirigió con vehemencia y pulso firme a un coro y una orquesta que cumplieron su labor sin especial relieve. Un Verdi decididamente menor, que al menos sirvió para conocer a un genio en sus horas más bajas, pero que puede tardar perfectamente otros 157 años en volver al Liceo. Y nadie lo echará en falta.

José Cura, fotografiado en el Liceo.
José Cura, fotografiado en el Liceo.VICENS GIMÉNEZ
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