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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Verdades de un cura gay

Armarios en la catedral, novela originalmente escrita en catalán mallorquín, obtuvo este año el I Premio de Narrativa Gay y Lésbica Terenci Moix, patrocinado por la Fundación Arena. Su autor, Jaume Santandreu (Manacor, Mallorca, 1938), es toda una personalidad: poeta y sacerdote comprometido con la letra y el espíritu del Evangelio; desde hace más de cuarenta años se dedica al cuidado de enfermos desahuciados de sida y toxicómanos sin apoyo ni asistencia de la Santa Madre Iglesia. Esta Santa Madre, huelga decirlo, no lo cuenta entre sus vástagos predilectos; porque este cura vive públicamente otra de sus muchas e "incómodas" identidades: la de ser homosexual.

No ha de desdeñar el lector estos datos a la hora de leer esta novela escrita en clave de denuncia y de verdadera historia. Santandreu ha cultivado la novela, la autobiografía y la poesía (tiene una veintena de libros publicados).

ARMARIOS EN LA CATEDRAL

Jaume Santandreu

Traducción de Jaume

Mateu i Martí

Ediciones de la Tempestad

Barcelona, 2004

186 páginas. 14 euros

La clave de verdadera historia la da hábilmente Santandreu al presentar su crónica en dos partes, narradas ambas en primera persona, por narradores distintos que son partes en la historia.

En la primera, Lucas, un cura de Mallorca, escribe "la historia" de su intervención en el caso de Marcos, un "párroco supuestamente gay" que acaba de ser "denunciado a los cuatro vientos por la jerarquía diocesana" por abusos sexuales en la persona de un joven delincuente a cargo de la Protección de Menores. Aclara de entrada que es la historia de verdad lo que está escribiendo y no una novela, porque, cavila Lucas, "la novela tiene que ser verosímil, tiene que obedecer a la lógica de los hechos, mientras que la historia ha de atenerse estrictamente a los hechos más allá de cualquier lógica o verosimilitud". En la segunda parte el narrador es el propio Marcos quien, en forma de carta escrita a Lucas, da cuenta de su problemática sexual y de cómo, hundido en la depresión y la ruina moral, se enamoró "a primera vista" de un patrón de club gay que no tardó en convertirlo en el prostituto star de su club, de los enredos a los que su enamoramiento lo condujo, y de la ulterior pérdida de su inocencia y vuelta al serrallo del obispo.

Si la historia es cierta o no,

el lector no lo sabrá nunca. Sabrá, sí, que es verdadera en el sentido en que está "más allá de cualquier lógica y verosimilitud" gracias a la dosificación de datos y nombres comprobables en la realidad con otros por demás inverificables. Mediante la mención de escritores como Pasolini, Juan Goytisolo o Terenci Moix (su lectura permite a Lucas y a Marcos autoafirmarse en su identidad gay), Armarios en la catedral busca insertarse en una lignée literaria. Con su lenguaje sexual crudo (a veces más exhibicionista que crudo) en el caso de Lucas, contrapuesto al de Marcos, un inocente que confunde a chaperos con ángeles; con la simplicidad de una ironía evidente (sus personajes se llaman como los cuatro evangelistas); con la descripción feroz de un mundo desde una óptica que tiende a tomar la parte por el todo, responde perfectamente a la categoría de "literatura gay".

Para Lucas/Santandreu, el amor es Dios, y por eso decide denunciar "la violencia impune de la jerarquía respecto a sus sacerdotes" que en algunos casos se enamoran y se erotizan como cualquier hijo de vecino. Al otorgársele el premio, Santandreu declaró a la prensa que su novela, acorde con las bases del premio, es "didáctica, aunque no ejemplar. Denuncia la hipocresía de esos obispos que se pronuncian contra los gays mientras tienen una mano en la rodilla de su querido". El yo fabulador de Santandreu, como otrora el de Luciano en sus Historias verdaderas, dice cosas que (no) son y que (no) pueden ser.

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