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Un palacio que tuvo poco de real

El palacio de Pedralbes fue construido entre 1920 y 1924, a instancias de la nobleza y la alta burguesía catalana, para que fuera la residencia en Barcelona del rey Alfonso XIII. Los terrenos fueron cedidos por Joan Güell, marqués de Comillas, y con el tiempo también se incoporaron otros solares colindantes de la familia Girona. Las obras, a cargo del arquitecto Eusebi Bona, comenzaron sólo con las suscripciones de los notables, pero ante la disminución de las donaciones, finalmente en 1923, tras el golpe de Estado de Primo de Rivera, fue el Ayuntamiento de Barcelona el que se hizo cargo de las obras que acabó Francesc de P. Nebot. Los jardines fueron diseñados por Rubió i Tudurí.

El Rey pudo disfrutar del palacio, que le fue donado por la ciudad en mayo de 1926, en pocas ocasiones si bien fue su residencia durante la Exposición Internacional de 1929. Con la llegada de la República en 1931 todo el patrimonio real pasó a formar parte del Estado, con lo que el palacio de Pedralbes volvió a ser de titularidad municipal. Durante esa etapa republicana en el palacio se instaló el Museo de Artes Decorativas, se abrieron los jardines al público y también acogió una residencia de señoritas en la que vivió una larga temporada la poetisa y premio Nobel Gabriela Mistral. También fue en este palacio en el que el Gobierno republicano celebró los Consejos de Ministros en 1938 bajo la presidencia de Manuel Azaña. Al finalizar la Guerra Civil, fue la residencia oficial de Franco en todas sus visitas a Barcelona. En 1960 el palacio se abrió al público, y en 1986 se instaló de nuevo allí el Museo de Artes Decorativas y en 1990 el de Cerámica.

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