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El capital riesgo, clave en el dinamismo de la economía española

LEÓN BENELBAS

En 1985, por decreto ley se regularon las actividades de capital riesgo (CR) en España. Como siempre, la actividad privada había ido por delante y bajo distintas plataformas se empezaba a actuar en el sector. Los que impulsábamos las primeras reuniones de la Asociación de Capital Riesgo (Ascri) en aquellas fechas no pensábamos que 20 años después el volumen de recursos disponibles para invertir en España pudiese superar los 2.000 millones de euros. Tampoco preveíamos que la economía española iba a multiplicar su producto interior bruto por cinco. El éxito tan rotundo de nuestra economía depende de sus instituciones más dinámicas y desde luego el CR está en el grupo de cabeza.

El modelo de CR que ha triunfado es el de las gestoras independientes que obtienen sus fondos de terceros, básicamente de compañías de seguros, bancos, fondos de pensiones, grandes patrimonios, etcétera. Los ejecutivos de estas gestoras tienen los intereses alineados con los inversores porque obtienen un porcentaje de los beneficios que éstos consigan por encima de un mínimo. La captación de fondos para invertir en CR claramente nos indica la preferencia de los inversores por este tipo de gestoras. La trayectoria de rentabilidad que ha ido demostrando el sector hace que los inversores vayan destinando un porcentaje creciente de sus activos financieros al CR.

"El punto más débil para el capital riesgo en España es la falta de un mercado de valores de pequeña y mediana capitalización"
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Despegue del capital riesgo

Las operaciones que más han dinamizado la economía española en mi opinión han sido las compras de empresas por parte de equipos directivos con el apoyo del CR. Como las inversiones son temporales, al final han quedado compañías cotizadas en Bolsa, o controladas por los ejecutivos. La conversión de ejecutivos en empresarios que asumen riesgo es la mayor palanca de crecimiento de una economía, y esto sólo es posible con un CR desarrollado que respalde financieramente los primeros años del proyecto. Muchos conglomerados industriales creados en la diversificación de los ochenta han podido concentrarse en sus competencias básicas gracias a segregar unidades que han sido adquiridas por los directivos. En procesos de fusión han quedado descolgados equipos que han reiniciado proyectos independientes. Hemos asesorado en los últimos 10 años a múltiples ejecutivos que han adquirido las empresas en las que trabajaban u otras de su sector con resultados realmente sobresalientes.

En las empresas familiares de segunda o tercera generación aparece un conflicto de intereses entre accionistas que trabajan dentro y fuera de la empresa. El CR ha ofrecido una vía de salida a accionistas familiares resolviendo el conflicto. El CR ha impulsado la mejora de los métodos de gestión de la empresa con una mayor capacidad de análisis de la información e incrementando los procedimientos y la transparencia. También han favorecido la expansión a través de adquisiciones, práctica a la que los empresarios con más aversión al riesgo son más renuentes.

Los actuales tipos de interés favorecen la compra apalancada de compañías, con lo que los fondos que gestionan el CR pueden más que duplicarse si se invierten en compañías con flujo de caja estable. El apalancamiento está posibilitando un mayor rendimiento del capital empleado, con lo que para una misma tasa interna de rendimiento objetivo se puede invertir en proyectos con menores crecimientos esperados de beneficios.

El punto más débil para el CR en España es la falta de un mercado de valores de pequeña y mediana capitalización, que permita darle una salida. Con la introducción del euro los mercados se han globalizado más y los volúmenes mínimos de flotación y de flujo de caja se han multiplicado. Desarrollar una inversión institucional que permita la existencia de market makers en mediana y pequeña capitalización requiere un desarrollo de mercados de capitales que sólo EE UU y el Reino Unido han logrado. No es ajeno a este hecho que los principales sistemas de pensiones sean privados en estos países.

León Benelbas es presidente de Atlas Capital.

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