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Reportaje:UNA LITERATURA PLURAL

Riqueza literaria por descubrir

La reciente proliferación de títulos sobre el mundo árabe e islámico en el mercado español contrasta con la pertinaz escasez de obras traducidas del árabe. Una consideración de partida inevitable concierne a qué entendemos por "literatura árabe". En puridad, debería ser la escrita en esa lengua, pero en nuestra realidad editorial y mediática predominan autores árabes cuya lengua es el francés (Amin Maaluf o Tahar ben Jellun) o el inglés (Jalil Gibran o Edward Said).

Pese a todo, la concesión del Premio Nobel al narrador egipcio Naguib Mahfuz en 1988 supuso un punto de inflexión en la traducción al español de la literatura árabe contemporánea. Hasta entonces había sido una actividad altruista que competía fundamentalmente a universitarios y a editoriales institucionales, pero el Nobel trajo consigo el salto a editoriales comerciales como Martínez Roca y Plaza & Janés. En la década de los noventa se tradujeron una media de diez títulos al año, lo que tampoco es mucho si tenemos en cuenta que casi una tercera parte eran de Mahfuz o que en España se traducían diez mil libros al año. Otro de los hitos de la recepción de la literatura árabe en España había sido la aparición en 1982 del desgarrado relato autobiográfico del marroquí Mohamed Chukri, El pan desnudo, prologado por Juan Goytisolo.

En los noventa se tradujo una media de diez títulos árabes al año en un país que traduce diez mil
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La poesía como rosa de los vientos

En las letras árabes la poesía fue de siempre el género por excelencia. De la vigencia de la misma dan fe los multitudinarios recitales del poeta palestino Mahmud Darwish/Darwix, de cuya extensa obra contamos con El fénix mortal o Memoria para el olvido. Del eterno candidato al Nobel, Adonis, disponemos ya de una excelente muestra de su obra poética y ensayística, desde que en 1968 se tradujera Canciones de Mihyar el de Damasco. Además, contamos con un amplio repertorio de otros grandes poetas contemporáneos, como el sirio Nizar Qabbani o los iraquíes Al Bayati o Al Sayyab.

La ascensión también en las letras árabes de la novela a lo largo de la segunda mitad del siglo XX ha tenido su reflejo en la traducción. En las dos últimas décadas se han traducido a importantes novelistas, entre los que podríamos destacar al apátrida Abderrahmán Munif, con Al este del Mediterráneo; a los egipcios Gamal el Guitani y Radwa Ashur, con sus novelas históricas Zaini Barakat y Granada; al marroquí Salem Himmich, con El loco del poder; al libanés Rashid Daíf, con su modernísima Estimado señor Kawabata; al palestino Gassán Kanafani, con su siempre vigente Hombres al sol; al sudanés Tayyeb Saleh, con la mágica Época de migración al norte, o al libio Ibrahim al Koni, con Oro en polvo. Disponemos también de traducciones, entre otros, de los egipcios Yahya Haqqi, Sonallah Ibrahim, Edward el Jarrat, del argelino Abdelhamid Benhaduga o del palestino Emil Habibi.

En los años que han transcurrido del siglo XXI, el panorama editorial español parece, en principio, poco inclinado a apostar por autores árabes, a no ser que vengan avalados por premios o ayudados por subvenciones. Por otra parte, las pautas de recepción de esta literatura siguen estando fuertemente marcadas por patrones y clichés orientalistas que dificultan su lectura en tanto que literatura. De ahí tal vez la apuesta garantizada por Mahfuz o el rescate por Ediciones del Viento de obras como Los días, de Taha Husayn; y Diario de un fiscal rural, de Tawfiq al Hakim, primeras traducciones de literatura árabe contemporánea aparecidas en los años cincuenta en el desaparecido Instituto Hispano-Árabe de Cultura (posteriormente llamado Instituto de Cooperación con el Mundo Árabe), debidas al arabista Emilio García Gómez. Además de la citada institución, hay que destacar los catálogos de Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, CantArabia y la extinta Libertarias Prodhufi, actualmente Huerga & Fierro. Queda todavía mucho por traducir, pero tal vez lo más urgente en estos tiempos que corren sea la traducción de ensayo contemporáneo, un terreno en el que salvo Trotta pocos se han adentrado.

Gonzalo Fernández Parrilla es director de la Escuela de Traductores de Toledo, Universidad de Castilla-La Mancha.

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