El PP impide una comisión sobre la eutanasia aceptada por el PSOE

El grupo socialista aceptó ayer en el Congreso, tras intensas negociaciones con Izquierda Verde (IU-ICV), crear a mitad de la legislatura una "comisión no permanente de estudio sobre la disponibilidad de la propia vida", un eufemismo para evitar la palabra eutanasia. Pero el PP, a medianoche, apeló al reglamento para impedir que se votara la propuesta acordada por socialistas e Izquierda Verde (IV).

El PP utilizó anoche una prerrogativa que le da el Reglamento del Congreso para impedir que se votara la enmienda transaccional que acordaron socialistas e Izquierda Verde (IV). Ante esta extraña situación, y sin tiempo para negociar otra enmienda, Gaspar Llamazares, líder de IV, dijo que este antecedente "marcaba el fin del parlamentarismo" porque ya no se podría pactar nada entre grupos, y decidió retirar su iniciativa porque no se daban las "condiciones" para su votación.

La ministra de Sanidad, Elena Salgado, había rechazado la semana pasada en el Congreso la posibilidad de crear una comisión de estudio sobre la eutanasia. De hecho, ayer por la mañana, la diputada socialista Isabel Pozuelo señaló que su grupo se opondría a la creación de dicha comisión. Pero las negociaciones que durante toda la tarde mantuvieron la ecosocialista Carme García y el socialista Diego López Garrido llevaron a última hora de la noche a aceptar esta exigencia de Izquierda Verde, una idea apoyada por todos los grupos menos el PP.

En un primer momento, el principal partido de la oposición iba a permitir que se votara el acuerdo al que habían llegado los demás grupos. De hecho, el presidente del Congreso, Manuel Marín, preguntó a los diputados del PP si se oponían a que se votara y no dijeron nada. Pero a última hora, y con la intervención de su portavoz, Eduardo Zaplana, que mantuvo un complejo cruce de reproches con Marín, decidieron oponerse. Como destacó el portavoz socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, no quedaba tiempo para negociar nada, así que el PSOE aplaudió a Llamazares cuando retiró la moción, ya que de lo contrario los socialistas se habrían visto abocados a la situación incómoda, y no buscada, de votar en contra de una iniciativa de sus socios.

La presión surtió efecto

Hasta ahora, los socialistas habían apostado por limitar este debate, puesto de actualidad por la película de Alejandro Amená-bar Mar adentro, al llamado testamento vital. Esto es, la propuesta de que los ciudadanos puedan comunicar al Estado sus deseos para que, en caso de sufrir un accidente o una enfermedad irreversible que les impida transmitir su voluntad, los médicos conozcan su deseo y tengan la obligación de seguirlo, en contra incluso de su propia familia. De hecho, la portavoz socialista Isabel Pozuelo señaló ayer mismo que esta comisión "no es la manera más eficaz" de abordar este debate y recordó que un órgano similar creado en el Senado en la legislatura pasada "no llegó siquiera a emitir conclusiones".

Pero la presión de los grupos pequeños surtió efecto de nuevo en los socialistas, que no tienen mayoría absoluta y se hallan inmersos en la negociación de los Presupuestos, la ley clave, para los que buscan el apoyo de todos pero especialmente de ERC e Izquierda Verde. Por eso se aceptó, como último punto de la transaccional, la creación de esa comisión que luego quedó en nada, aunque el PSOE se comprometió anoche a recuperar este asunto en las próximas semanas en el Congreso.

El PSOE, en cualquier caso, según destacó su portavoz, Isabel Pozuelo, insiste en que lo prioritario para ellos es centrarse en acciones encaminadas a "mejorar las condiciones de los pacientes en la última etapa de su vida". Los socialistas, por tanto, quieren seguir caminando por la senda del testamento vital, y crear cuanto antes un registro nacional de estas "instrucciones previas", para que se sigan en todo el territorio. Esta parte la apoyan todos los grupos, aunque los pequeños, especialmente IV y ERC, quieren ir más allá y plantearse la eutanasia activa.