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El Banco Mundial aconseja a los países pobres crear un mejor clima para sus empresas

América Latina podría inspirarse en las reformas de los Estados escandinavos y Holanda

El Banco Mundial llamó ayer a los gobiernos de todo el mundo a reducir los riesgos normativos, los costes y las barreras a la competencia que enfrentan las empresas para asegurar el crecimiento. Al presentar su informe anual sobre el clima de las inversiones para 2005, basado en sondeos a 30.000 empresas, el banco sugirió a los países suramericanos que se inspiren en las reformas de los escandinavos y Holanda. El banco admite haberse ocupado más de las políticas macroeconómicas que de las medidas de apoyo a las empresas (microeconómicas).

El informe Un mejor clima inversor para cada uno, elaborado tras una encuesta con 30.000 empresas en 53 países en vías de desarrollo, con información de la base de datos del propio Banco Mundial y varias investigaciones recientes, subraya las oportunidades que tienen los gobiernos a fin de "mejorar el clima para la inversión a través de la ampliación de alternativas e incentivos dirigidos a que las empresas inviertan de forma productiva, crezcan y creen empleo".

En el informe se destaca el ejemplo de países como China. Ante el temor de que este ejemplo cunda, Michael Klein, vicepresidente de desarrollo del sector privado en el Banco Mundial, matizó aquello que interesa al banco en la experiencia de dicho país. "He estado hace pocos días en México y me han dicho que después de haber llevado a la práctica reformas macroeconómicas y privatizaciones, resulta que ahora tienen que enfrentarse al capitalismo salvaje del lejano oriente. Tenemos que volver -me dijeron los mexicanos- a la intervención gubernamental y a elaborar una política industrial". Durante años los organismos internacionales multilaterales pregonaban que la mejor política industrial es la que no existía. Klein explica: "nuestro informe subraya que la política industrial y la intervención gubernamental son cruciales. Que las reformas macroeconómicas deben ser complementadas con reformas institucionales puntuales, es decir, con medidas microeconómicas, de apoyo a la actividad que desarrollan las empresas". Y agregó: "eso es lo que está haciendo China".

Klein señaló que a menudo se acusaba al Banco Mundial de favorecer recetas económicas neoliberales en América Latina y que a veces se preguntaba si había otro tipo de recetas. "Para algunos países, si no le gustan los anglosajones y si piensan que hemos tenido demasiadas recetas neoliberales existe la posibilidad de mirar a Escandinavia, a Noruega, Dinamarca, Holanda -bueno Holanda no está en Escandinavia pero forma parte del grupo de países del norte de Europa con grandes niveles de Seguridad Social, y que han atravesado ciertas crisis en los primeros años ochenta y noventa del siglo pasado y aplicaron políticas macroeconómicas prudentes, redujeron la inflación y lograron implantar una legislación simple y flexible para las empresas-, países donde se ha creado mucho empleo y hay cohesión social.

Atención a las 'pymes'

Klein reconoció que el ejemplo de Argentina, que en 2001 sufrió la mayor crisis de su historia, demuestra "que no se ha prestado suficiente atención, incluidos nosotros, a la microeconomía", es decir, las que afectan al empresario en el día a día. El informe del banco es un intento de corregir ese fallo con una disección del ambiente de inversión en las naciones en desarrollo. El retrato que pinta es de unas empresas, especialmente las pequeñas, empeñadas en una carrera de obstáculos superfluos que les impiden expandirse y crear empleos.

El documento coloca la mayor parte de la culpa en el Estado, tanto por acción, como requerir innumerables trámites burocráticos, como por omisión, por deficiencias en el combate contra el crimen y la corrupción, por ejemplo. La mayor preocupación del sector privado en países en desarrollo es la incertidumbre sobre la política del Gobierno, según las encuestas realizadas para el informe.

"Las empresas no saben lo que el gobierno hará", explicó Warrick Smith, el autor principal del informe, y la posibilidad de cambios radicales en sus políticas, como los que a su juicio han sucedido en América Latina, añaden riesgo a las inversiones. No es sólo cuestión de la posible aprobación de leyes perjudiciales, sino cómo las propias normas serán aplicadas.

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