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Crítica:MOTOS | Yamaha R1 2004 | PRUEBA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Corazón caliente

La nueva R1 aspira a luchar por el trono entre las superdeportivas de alta cilindrada

LA CUARTA GENERACIÓN de la Yamaha R1 ha recibido una evolución tan completa que en la práctica es una moto enteramente nueva. La marca japonesa ha refinado su estética, ha ajustado la ergonomía y, sobre todo, ha mejorado la eficacia del bastidor, al que ha dotado también de una poderosa mecánica. Y aunque el nuevo modelo cuesta 13.999 euros y no es ninguna ganga, ofrece sensaciones casi únicas y sólo comparables a las de las motos de competición. Y es que este nuevo modelo se deriva directamente de la moto de carreras de la marca, algo que su discreto y casi tímido aspecto no logra disimular.

Yamaha anuncia con orgullo un rendimiento impresionante: 172 CV para un peso de 172 kilos en vacío, lo que supone alcanzar la hasta hace poco utópica cifra de un kilo por caballo. Pero la realidad es algo diferente porque con aceite, líquidos, batería y combustible, es decir, en orden de marcha, pasa por poco de 200 kilos, lo que no deja de ser una cifra sensacional.

Al margen de sus virtudes técnicas, la R1 2004 es una moto bonita de líneas modernas y agresivas en las que destaca el frontal, que incluye cuatro ópticas rasgadas situadas sobre las tomas dinámicas de la admisión. El nuevo escape recorre la zona inferior del asiento y sale a ambos lados del piloto trasero, lo que acentúa más si cabe su imagen de moto de carreras.

- MECÁNICA NUEVA

Aunque el motor de 998cc sigue siendo un cuatro cilindros en línea refrigerado por agua y con inyección electrónica, las cotas internas han variado: tiene una carrera más corta, alcanza más revoluciones y rinde 172 CV a 12.500 vueltas. En cambio, el par o fuerza de empuje es algo peor, pero lo importante es que ofrece una respuesta más suave y lineal que la R1 anterior. Así muestra un poderío impresionante a partir de 9.000 vueltas.

El bastidor también se ha trabajado a fondo y ofrece una respuesta más rígida y precisa en la dirección, y un basculante más sólido con refuerzos de la moto de carreras. Además, todo está fabricado con las técnicas más innovadoras de fundición a alta presión. En las suspensiones y frenos tampoco se han ahorrado medios: horquilla delantera invertida con múltiples regulaciones y unos anclajes para las pinzas de freno radiales de cuatro pistones con bomba Brembo también radial. Y el eje trasero lleva un monoamortiguador progresivo y disco de freno de un solo pistón.

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- MEJOR EN TODO

Yamaha ha logrado algo que parecía imposible en el comportamiento de la R1: mejorar claramente su carácter deportivo y lograr a la vez que sea más amable y fácil de conducir en el uso diario. Es obvio que la ciudad no es su medio ideal, pero tiene un buen radio de giro para los atascos y responde con suavidad a bajo y medio régimen.

Sin embargo, sus virtudes se aprecian mucho mejor en carretera abierta, donde responde con fuerza. Y tanto el sentido común como su poderío hacen que sus posibilidades estén siempre por encima del piloto. El tren delantero tiene un comportamiento sobresaliente y da mucha seguridad y confianza, y sobre buen asfalto muestra una estabilidad y precisión impecables. Aunque el motor es muy lineal, si se estira con decisión por encima de las 9.000 vueltas, corta la respiración con una pegada demoledora.

La nueva R1 es una moto de impresionantes prestaciones, impecable comportamiento y altísima eficacia que puede disputar merecidamente el competido trono de las superdeportivas de un litro de cilindrada.

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