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El estadio no da la talla

Con las venas del cuello hinchadas y las pintas de cerveza bien cerca, grupos de eufóricos escoceses cantaban a voz en cuello canciones de The Chieftains en una taberna del centro de Valencia horas antes del partido. Sonido de violines y retumbar de voces ebrias. Todo un espectáculo. Ataviados con el tradicional kilt, la falda de tela de paño con pliegues, los cánticos de los entusiastas hinchas escoceses contrastaron más tarde, ya en el campo, con los tímidos aplausos de los aficionados valencianos que acudieron al estadio del Levante, el Ciutat de València, ligeramente remodelado tras el ascenso a Primera División del cuadro granota. Pero, por lo visto, las obras no han alcanzado para la iluminación, que ya falló en la presentación del equipo de Bernd Schuster este verano. Un apagón a los 15 minutos de la segunda parte empañó el estreno de la selección española en el recinto levantinista, con capacidad para 30.000 espectadores. Si el partido ya había levantado poca expectación -la amenaza de tormenta, presente toda la tarde, y el molesto viento contribuyeron poco a caldear el ambiente-, la avería acabó por arruinar la noche. El campo no dio la talla.

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En medio de una tromba de agua, mucha gente abandonó el estadio sobre las 23.30 de la noche. El encuentro se suspendió a las 23.45.

El Ciutat de València acogía ayer por primera vez un encuentro de la selección absoluta. Anteriormente había albergado partidos de la sub 21 y el combinado olímpico. El de ayer fue el quinto amistoso que enfrentaba a ambas selecciones. En Valencia ya se habían medido ambos equipos, pero el escenario entonces fue el estadio de Mestalla, en febrero de 1982. El resultado: 3-0.

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