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La frontera americana

EL PROPIO Salvador Dalí trazaba una línea divisoria entre la obra que realizó antes y después de sus años en Estados Unidos. Pero esta ruptura, que abarca desde 1939 -tras su expulsión del movimiento surrealista y la publicación de Vida secreta- hasta su muerte, el 23 de enero de 1989, no resulta tan evidente a ojos de la comisaria de la exposición veneciana.

La muestra que se abre al público en el Palazzo Grassi el próximo 12 de septiembre es la retrospectiva oficial del artista catalán en el año del centenario de su nacimiento y reúne más de 200 piezas, en su mayoría pinturas, procedentes de 130 colecciones de 15 países. Es una exposición que pretende evaluar la totalidad del recorrido artístico de Dalí, con particular incidencia en la segunda etapa que abarca casi cuatro décadas.

El recorrido de las 36 salas de la sede veneciana -unos 4.000 metros cuadrados de superficie- empieza precisamente por el final. Por un lado, porque Dawn Ades propone destacar el valor de el último Dalí, como por razones prácticas, y es que en estos años realizó algunas de sus obras más grandes y las salas donde empieza la visita son las únicas en las que podrían albergarse pinturas de grandes dimensiones. La exposición estará dividida en 20 secciones en las que se combinará una sucesión tanto cronológica como temática. La obra más antigua de Dalí en la exposición será Vista de Cadaqués desde el monte Pani, de 1917, un óleo que proviene del Museo de San Petersburgo, y la más reciente Cola de golondrina, un óleo de la colección de la Fundación Gala-Dalí.

Especial relevancia tendrá el desarrollo del método paranoico-crítico que Dalí elaboró tras su alejamiento de los procedimientos de automatismo que imponía el surrealismo ortodoxo, liderado por André Breton. Su interés por la mente humana, la estructura física del universo o la teoría de la relatividad se plasman en las pinturas de sus últimos años, el periodo atómico. Otros temas que se desarrollan son el Angelus de Millet, pintura que le inspiró diversas versiones; Gala, su musa; la política, los deseos insatisfechos, su relación con García Lorca o con Cristo. La intención de este gran despliegue en torno al artista de Figueres es principalmente didáctica, por lo que el arquitecto del montaje, Óscar Tusquets, evitará caer en la tentación del planteamiento escenográfico.

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