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Atenas 2004 | ATLETISMO: GESTA EN LOS 50 KILÓMETROS MARCHA

Se dedicará a escribir un libro y a la enseñanza

Carlos Arribas

Feliz tras el triunfo, Korzeniowski anunció que había dado su última zancada. "Lo dejo", dijo. "Ya lo había anunciado. Después de un cuarto título olímpico, lo dejaré. Ahora me dedicaré a la enseñanza, a entrenar a mi hija, a escribir un libro sobre la marcha".

Korzeniowski vive medio año en Francia, en Tourcoing, a dos horas de autopista del Stade de France donde hace un año, se consagró triple campeón mundial de 50 kilómetros, y vive acompañado de su familia el otro medio año, en su Cracovia natal. Allí, muy cerca de la República Checa y a orillas del río Vístula, tiene una tienda de artículos deportivos que ha de regentar su esposa ya que él se pasa tres cuartas partes del año fuera de casa. "Cuando me entreno me gusta estar solo. Puedo reflexionar mejor. La soledad es más creativa", afirma.

Emigró a Francia hace siete años, alejándose de la Polonia del general Jaruzelski, de la Polonia en la que no encontraba la calma para entrenarse. Siempre recuerda que sus primeras zapatillas de marcha las adquirió canjeando cupones de la cartilla de racionamiento y cómo para relajarse le gustaba salir al campo, a caminar. Necesitaba aire, mejorar, entrenarse con más atletas, desafíos cotidianos. Emigró a Francia. Su vida siguió siendo dura, de pocas ganancias y muchas estrecheces, hasta que no ganó los Juegos de Atlanta, su primera gran alegría después de la descalificación de Barcelona 92, a la puerta del estadio de Montjuïc, cuando marchaba segundo.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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