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Agónico triunfo de España

Valdemoro y sus compañeras superan en la prórroga a las checas, subcampeonas europeas

En la prórroga y con grandes dosis de épica resolvió la selección española de baloncesto su primer choque olímpico frente a la subcampeona de Europa, la potente República Checa. En un agónico minuto final, que resumió el devenir del partido, las jugadoras españolas tiraron del coraje, se fajaron hasta el bocinazo final y, en un momento de acierto e inspiración, un tiro libre de Valdemoro fue suficiente para resolver un encuentro presidido por el desacierto. Con cinco segundos por delante, Manchova tuvo en sus manos la posibilidad de cambiar la historia, pero su lanzamiento ni siquiera alcanzó el aro. Las jugadoras españolas, conscientes de que no habían firmado el mejor de sus partidos, tenían doble motivo para celebrar el triunfo.

ESPAÑA 80 - REPÚBLICA CHECA 78

España: Palau (14), Fernández (11), Valdemoro (14), Pons (4), Cebrián (6) -cinco inicial-; Aguilar (6), Sánchez (9), Ferragut (5), Pascua (2), García (9) y Martínez (0).

República Checa:Hamzova (4), Machova (15), Klimesova (8), Vesela (12), Vecerova (17) -cinco inicial-; Viteckova (13), Pavlickova (8), Uhrova (0) y Hartigova (1).

Árbitros:Homsy (Canadá) y Aylen (Australia).

Fue necesario disputar una prórroga en la que España venció por 13-11. Helleniko Sports. Unos 1.000 espectadores.

A dos segundos del final, Palau forzó los cinco minutos adicionales con un triple milagroso
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Habían alcanzado la prórroga cuando todo parecía perdido, a menos de dos segundos del final, con un tiro mágico de Palau: 67-67 y a comenzar de nuevo. Cinco minutos para la agonía. Cinco minutos en los que se abrió la veda de los triples. Cinco minutos con constantes idas y venidas en el marcador. La misma dinámica que había presidido un partido de lo más igualado y de baja calidad. Ni las checas ni las españolas tuvieron su mejor día. Al espesor en la defensa de la República Checa respondía España con una falta de acierto en el ataque que, en otras circunstancias, habría que considerar realmente alarmante. Canastas fáciles falladas, sin mayor oposición.

Vicente Rodríguez, el técnico español, rotaba su cinco en busca de un grupo que fuera capaz de contrarrestar a las aleros checas, que, con su superior estatura, ponían siempre en problemas a la defensa de España. Con tres bajas y dos altas pareció encontrar cierta solución. Al menos, para que las checas no se fueran de forma decisiva en el marcador.

Con 34-35 se llegó al descanso, pero el pulso del encuentro no mudó. Sequía en el ataque por ambos bandos y pequeños sprints en el marcador -España llegó a tener una máxima ventaja de siete puntos, 46-39- para los que el equipo que iba por debajo siempre encontraba una solución. Entrados en el cuarto final, las checas salieron decidas a resolver el choque y, con un parcial de 0-8 en los primeros minutos, tomaron el mando en el marcador. Fue entonces cuando España, que parecía haber perdido el control, redescubrió la línea de tres. Anotó primero García, la emuló Valdemoro y el encuentro se puso en franquicia.

Se recuperó la igualdad y España se encontró en el minuto final con la posibilidad de sentenciar. Pero el balón llevaba fuego. Nadie quería asumir la responsabilidad en el que podía ser el último ataque. La tomó Valdemoro y falló.

Con 64-66 y menos de dos segundos en el reloj, la suerte española parecía echada: derrota. Pero, entonces, Palau se sacó un tiro milagroso en forma de triple, el billete hacia la prórroga.

Cinco minutos que animaron un partido que, si no calidad, había tenido muchas dosis de entrega. Animadas desde la línea de tres y por un ruidoso grupo de aficionados españoles desde la grada, las pupilas de Rodríguez se lanzaron a la carga. Pero las checas siempre les dieron respuesta.

España entró con ventaja en el minuto final y entonces se convenció de que podía vencer. Valdemoro se fue a la línea de tiros libres y, para que no faltara el suspense, sólo anotó un punto. Fue suficiente. Con el agua al cuello y menos de cinco segundos en el reloj, las checas no supieron resolver.

María Fernández, Marina Ferragut y Laia Palau, entusiasmadas por el triunfo.
María Fernández, Marina Ferragut y Laia Palau, entusiasmadas por el triunfo.ASSOCIATED PRESS

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