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El Fórum de Maruja | HUMOR
Columna
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Sola en casa, repaso los eventos en masa

Este divorcio inesperado me ha dejado sumida en el desconcierto. Empecé a escribir crónicas de verano hace unos cuantos años. Por entonces era tan ordinaria que, en Marbella, antes de dedicar un artículo a Gil y Gil, que en paz descanse, iba al baño a afilarme la lengua, y antes de referirme a Carmina Ordóñez, que en paz descanse, me remojaba el entre senos con Sangre de Toro. Pero gracias a los ejemplos recibidos en este periódico y -sobre todo- en el pantalán del Club Náutico de Palma de Mallorca, me convertí en otra. El fiel lectoral (en el inexistente sentido de pueblo que me lee, no en el de canónigo) habrá seguido mi evolución hasta el mágico momento en que fui beneficiada con una Pareja. Extraña, pero Pareja, al fin y al cabo. Y ahora me lo quitan. En mi madurez. Es para volverse loca. De hecho, creo que lo de monseñor Rouco Varela empezó así. Quiero decir que -al ver cómo en manada las gentes corrían a divorciarse- empezó a comprender que había que hacer algo. Y enloqueció, eufemísticamente hablando, para salvarnos de semejante hecatombe. Él y sus secuaces no desaprovechan ocasión para abrir las sacras bocazas. No sabe cómo lamento, señor mon-señor mon-señor-mon-señor (¿a que, dicho así, resulta pegadizo?), que en mi caso haya llegado usted tarde: ni siquiera ha llegado a tiempo la carta a los obispos elaborada por el ex Santo Oficio o ex Inquisición. Lo digo porque, por femenina y antifeminista que me vuelva ahora, por mucho que decida conservar como pelos de pubis en caja los valores de la familia, a mi Extraña Pareja ya no la voy a recuperar. Inciso, hablando de feminismo: ¿no creen que del vídeo de la boda real que todavía se vende en los quioscos habría que eliminar, a título póstumo, las imágenes del niñito pateando al otro sexo?

¿No creen que del vídeo de la boda real habría que eliminar, a título póstumo, las imágenes del niñito pateando al otro sexo?

Enloquecí, les decía. Hasta el punto de que, cuando el jefe me dijo: "A tu sección vamos a llamarla Fórum", pensé que tenía preparada para mí una versión posmoderna de Jane Eyre, con la antigua esposa encerrada en un torreón, y venga a crecerle la melena hasta que se prende fuego. "¡Antes muerta!", creo que grité. "No seas absurda, tu Fórum es el mundo". Ahí como que me puse tierna y casi le perdoné a la empresa haberme separado de quien ya saben. Porque de la Suma Importancia del Fórum de Barcelona hasta yo me percato, pero una cosa es percatarse y otra pasarse la tarde con el alcalde Clos -que nos invitó a unos cuantos-, trotando de la incineradora a la depuradora y de la depuradora a la incineradora. He de reconocer que el Plan para el progreso de esta ciudad es una cosa grande y que las exposiciones y atracciones son una pasada. Ahora bien: me quedé impedida. No confundir con infradotada. Lo que más me gustó fue el tiovivo de estética post desastre nuclear, donde los niños montan en animalitos metálicos que son el interlocutor ideal para contestarle al niño-robot de A.I. Inteligencia Artificial que su madre le espera en el templo expiatorio del Tibidabo.

Entonces, dentro de la desgracia, no saben hasta qué punto agradezco que me dejen Observar el Globo, y sus eventos en masa, desde mi propia casa. Va a ser maravilloso enterarme desde aquí de cómo, dónde y cuándo veranea el pequeño Triple A. Dios quiera que no hayan vuelto a Oropesa. Ni siquiera el bebé de Rosemary merecería algo así.

Y hablando de desaparecidos. Me he referido al principio a unas lamentables muertes recientes, pero no quisiera terminar esta crónica inexistente (como el lectoral) sin aludir a otra peor: la de Francis Crick, el científico que inventó el ADN (qué raro que no lo haya prohibido la Iglesia). Estoy convencida de que, en realidad, falleció de un pasmo, después de ver a Paul Wolfowitz, en la última película de Michael Moore, metiéndose un peine en la boca y sacándose prácticamente todo el genoma en forma de saliva para aplacarse el tupé.

Habría que investigarlo, ¿no creen?

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