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LA INVESTIGACIÓN DEL 11-M | La comisión parlamentaria

Dezcallar sugiere que el servicio secreto espiaba a Otegi y no a Carod

Miguel González

Jorge Dezcallar, ex director del CNI y actual embajador en el Vaticano, vivió ayer en el Congreso una situación "esquizofrénica", según su propio calificativo. Durante las tres horas y media que duró su comparecencia hizo equilibrismo para colaborar con la comisión de investigación y, al mismo tiempo, no violar el deber de secreto que le impone su antiguo cargo.

La mayor paradoja se produjo cuando los diputados le preguntaron por los documentos secretos del CNI que la comisión conoció a puerta cerrada la semana pasada y cuya mera existencia Dezcallar no quiso confirmar, ya que siguen clasificados. Sólo bordeó la difusa frontera del secreto cuando dijo, en alusión al informe del 16 de marzo que aseguraba que la furgoneta de Alcalá constituía una "reivindicación del atentado por sí misma", que hay que dar credibilidad a la policía más que a sus agentes, ya que éstos no se encontraban presentes cuando se inspeccionó.

Respecto al mismo documento, dijo que la alusión a "uno o varios suicidas" no se refería tanto a la ejecución del atentado del 11-M como a la presencia en el comando de fanáticos dispuestos a suicidarse, lo que hicieron en Leganés a principios de abril.

En cambio, Dezcallar se cerró en banda cuando se le preguntó por un informe, del 13 de marzo, entregado a Aznar y publicado por El Mundo, que alude a conversaciones entre el líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, y el portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi. Aseguró que el CNI sólo investiga a terroristas y que lo hace siempre con autorización judicial. A preguntas del diputado de ERC Agustí Cerdà descartó que el líder independentista catalán haya sido investigado, pero no que haya sido objeto de escuchas.

"Ciertas relaciones"

La clave la ofreció poco después, en respuesta a la diputada del PNV Margarita Uria, quien le preguntó si consideraba a Otegi un terrorista. "Yo no digo que lo sea, que lo ha sido, pero tiene ciertas relaciones", afirmó, sugiriendo que Otegi es un objetivo legítimo del CNI y que Carod-Rovira podría haber sido escuchado si entró en contacto con él.

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El ex director del CNI reconoció que en otoño pasado se encendieron todas las alarmas sobre la posibilidad de un atentado islamista contra España, pero agregó que luego se produjo un "silencio radio", por lo que el 11-M cogió por sorpresa.

Y subrayó que la matanza fue obra de un grupo islamista local sin conexiones directas con Al Qaeda, más allá de su coincidencia ideológica, lo que le hace más peligroso. "Bin Laden no sabía lo que iba a ocurrir el 11-M", sentenció.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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