Brasil transita a paso lento

Las finanzas de Brasil mejoran luego de que su PIB cayera un 0,2% en 2003. Este primer trimestre su economía se expandió un 2,7%, basándose en el sector exportador, una inflación controlada y un ajuste fiscal exitoso. No obstante, y a pesar de ser el mayor crecimiento de los dos últimos años, esta cifra impediría alcanzar el 3,5% prometido por el Gobierno.

Según los analistas, un alza del 2,7% está muy por debajo del crecimiento potencial de la economía brasileña y plantea un escenario radicalmente distinto al "show de crecimiento" prometido por el presidente socialista Luiz Inácio Lula da Silva.

El orden en las finanzas se refleja en un superávit fiscal que acumula, hasta abril, 32.500 millones de dólares, el 6,5% del PIB en ese periodo

El crecimiento durante este primer trimestre se ha basado, fundamentalmente, en el sector exportador que se expandió un 19,3%

Con ello será imposible reducir el desempleo que alcanza el 13% de los trabajadores y que se ha convertido en uno de los grandes problemas de un país que tiene 43 millones de personas viviendo en la extrema pobreza, el 25% de su población.

El problema surge además porque este crecimiento está basado exclusivamente en el dependiente sector exportador y no en inversiones reales. En el trimestre pasado, las exportaciones se expandieron un 19,3% respecto de igual periodo en 2003. Mientras que la industria sólo creció un 2,9% y el consumo de las familias aumentó un 1,2%. Una economía ligada fuertemente a las exportaciones y con una rigidez fiscal como la brasileña, se hace extremadamente dependiente de las turbulencias y las crisis internacionales.

Por debajo de los emergentes

En contra de Brasil juegan también, las elevadas tasas de crecimiento que están teniendo economías emergentes como China, Argentina y Malasia, con una media de 5%. Esta situación preocupa a los analistas, pues Brasil se estaría quedando fuera de la reactivación, desaprovechando el favorable contexto internacional.

Pero los problemas son cada vez menores que los buenos augurios. Para ello, la mejor noticia ha sido el superávit fiscal récord de 3.848 millones de dólares obtenido por la Administración brasileña en abril.

Este dato fue muy bien recibido por los inversionistas internacionales, ya que es una clara muestra de que los ajustes fiscales del Gobierno han funcionado. Permite además, aumentar el ahorro destinado al pago de los intereses de la deuda contraída con el Fondo Monetario Internacional (FMI), al que debieron abonar un pago de 15.000 millones esta semana.

El superávit fiscal brasileño acumula entre enero y abril unos 32.500 millones de dólares, el 6,5% del PIB nacional en este periodo. Mientras la deuda pública brasileña, ha logrado reducirse a un 56,6% del PIB en abril -unos 308.800 millones de dólares- desde un 58,7% en diciembre del año pasado.

La fortaleza del real

A estas sanas cuentas fiscales se suma la fortaleza del real, el que a pesar de depreciarse un 7,2% en el último mes respecto al dólar, se ha mantenido estable en relación a otras monedas. La estabilidad de su moneda es importante para Brasil, ya que su deuda externa está altamente ligada al tipo de cambio. Además una depreciación provocaría presiones inflacionarias que harían volver la inestabilidad crónica de los precios en Brasil.

Precisamente el control de la inflación, ha sido otro de los logros del Gobierno de Lula da Silva. El año pasado cerró en un 9,3% y los últimos datos anualizados de abril reflejan que se ha rebajado a un 5,3%. Ello refuerza las metas de cerrar el año 2004 con una inflación del 5,5%. Con todo, los analistas concuerdan en que no hay que cantar victoria por la amenaza de la volatilidad en los precios del petróleo y la inminente alza de los tipos de interés en EE UU.