Cuestión de 'sprint' final

El irresistible final del Barça hizo inútil el supersónico inicio de Estudiantes, que perdió el primer partido de la final porque cometió un par de fallos de más en los últimos segundos. Se vivió en el último minuto y medio un dramático estira y afloja con sucesivas faltas tácticas que llevaron a Brewer y Navarro una y otra vez a la línea de los tiros libres. Con el reloj casi a cero, Brewer falló el último de los suyos y así se disipó la prórroga que ya todos daban por segura.

El final fue el reverso del principio. Con la inercia del fulgurante juego que tuvo que desplegar para eliminar al Tau, Estudiantes irrumpió con una exhibición como hacía tiempo que no se veía. En un primer cuarto de ensueño, alcanzó su récord de anotación en un solo tramo con la friolera de 33 puntos y dejó pasmado al Barça. Pepu Hernández recurrió a un despliegue de detalles tácticos que mantuvo perplejos a los jugadores de Pesic. Empezó con una defensa individual, un mero espejismo para llevar a engaño a Navarro y compañía. A renglón seguido, los del Maeztu se dispusieron en una zona 2-3 que se le atragantó al Barça. No hubo rastro del juego interior del equipo azulgrana. Dueñas no pudo siquiera lanzar y Fucka creó algún problema a esa defensa, pero desde la media distancia. Más: Vidaurreta formó en el quinteto inicial con la misión de parar a Fucka aunque le costara más faltas de las que ya parecía predispuesto a cometer.

En el ataque no hay mejor síntoma que el que dio Estudiantes en ese primer cuarto pletórico: hacer que todo parezca sencillo. Imprimió velocidad a sus transiciones y utilizó el juego más directo posible para hacer llegar la bola al jugador mejor situado para que éste, sin dilación, lanzara. Loncar se las hizo pasar canutas a sus marcadores, Ilievski y De la Fuente, y se puso las botas. El alero serbio anotó 16 de esos 33 puntos. El Barça, desdibujado en la defensa, se mantuvo en el partido gracias a uno de sus recursos habituales, la muñeca de Navarro, la única que, junto a la de Fucka, le permitió no salir más malparado de ese excepcional primer cuarto de su adversario colegial.

El Barça rectificó acto seguido. Se hizo fuerte en la defensa, como en él es habitual en un curso en el que está viviendo de eso, de no recibir mucho más de 65 puntos. Dejó en 12 a Estudiantes en el segundo cuarto, 21 menos que en el primero. Para ello estuvo mucho más rápido de vuelta a su canasta, más pegado a cada uno de sus rivales y presto a meter la mano para interceptar. La desventaja del Barça, pese a que Estudiantes le doblaba casi en rebotes (19 por 10) fue reduciéndose, pero de manera muy paulatina.

Estudiantes mantuvo una sensación de consistencia como hacía tiempo que no deparaba, con Felipe Reyes al frente. Ni se descompuso cuando el Barça logró el primer empate (a 54, tras 28 minutos) ni cuando sus pívots empezaron a desfilar a causa de las faltas. Pero, con Loncar perdido en combate, llegó con el agua al cuello al peor momento. El Barça puso la directa, como también es habitual, en los últimos siete minutos para remontar una desventaja sustancial (59-68). Estudiantes se resistió, pero el Barça no perdonó dos o tres pequeños fallos de Reyes y Brewer. Cuestión de sprint final.

Al mejor de cinco partidos: El segundo, mañana (20.30, La 2), en Barcelona. Los restantes, los días 9, 11 y 13.