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Signos

La fuerza expresiva del flamenco

El profesor de Literatura José Luis Buendía reúne en un libro 300 nuevas letras del cante jondo

Ginés Donaire

Dice José Luis Buendía (Jaén, 1947) que no conoce ninguna poesía occidental que tenga la fuerza expresiva de las letras flamencas. Quizá por ello, y porque lleva 40 años de apasionado aficionado y estudioso del cante jondo, ha decidido aportar su granito de arena a la relación de la copla flamenca con la ya de por sí rica literatura de tradición oral. Un granito de arena al que Buendía, profesor de Literatura en la Universidad de Jaén además de redactor jefe de la prestigiosa revista Candil, ha puesto por título Con las claritas del día. Nuevas letras flamencas.

En total, Buendía reúne en este libro editado por el taller de diseño de Pedro Molino, unas 300 letras inéditas que ha compuesto en los últimos seis años y que ahora se ponen a disposición de los cantaores flamencos. Están distribuidas en composiciones de tres versos (soleas chicas o soleaíllas), de cuatro versos y en siguiriyas. Con prólogo de su amigo Alberto Fernández Bañuls, que fuera hace varios años delegado para Asuntos Flamencos de la Junta de Andalucía, el escritor jiennense hace un recorrido en las letras por el amor, los celos, el erotismo, las relaciones familiares o la rebeldía contra el poder. "Pero sobre todo hay una filosofía de la libertad, todo un mundo de pasiones, de ideología primitiva", comenta. Letras donde la impotencia es una constante, como aquí: "sentaíto en la escalera/ esperando el porvenir/ pero el porvenir que no llega".

Y es que José Luis Buendía no cree que al flamenco se le pueda acusar de falta de compromiso social. De hecho se atreve a rebatir a su amigo José Manuel Caballero Bonald (sobre el que hizo su tesis doctoral) cuando decía que el flamenco es una protesta social sin destinatario. Buendía cita algunos ejemplos de letras que, a su juicio, demuestran todo lo contrario: "Están tocando a misa en San Agustín/ como no tengo velo ni mantilla nueva, no puedo ir", o "me preguntó el señor juez/ que de qué me mantenía/ yo le respondí robando igual que su señoría/ sino que no robo tanto".

José Luis Buendía admite que los dos impulsos que le han llevado a crear las nuevas letras flamencas son, por un lado, el rico bagaje del flamenco tradicional y, en segundo lugar, seguir la estela de grandes poetas de la antigüedad y de la actualidad que han escrito sus versos a semejanza de la letra flamenca. Buendía recuerda que fue Antonio Machado Álvarez, padre de Manuel y Antonio, "el fundador de la flamencología". A partir de ahí, todo el siglo XX está lleno de grandes poetas que acuden al flamenco como fuente de inspiración, desde García Lorca, Rafael Alberti o Juan Ramón Jiménez a los poetas de renovación de posguerra y, en especial, a los del grupo Cántico y Pablo García Baena. Y como autores más contemporáneos, Caballero Bonald, Félix Grande o el fallecido Fernando Quiñones. "Yo he intentado hacer lo mismo que ellos, coger los ecos del flamenco, mis aficiones y mi cariño y recrearlos haciendo coplas", indica.

Lejos de estancarse, las letras en el flamenco han evolucionado de manera paralela a su tiempo. José de la Tomasa o Alfredo Arrebola son dos cantaores que escriben sus propias composiciones. Para José Luis Buendía, muchas de las letras de los cantaores actuales "están sacadas de los nuevos repertorios y no de los viejos cancioneros", como en el caso de la lucha social de los años 70. Autores como Manuel Gerena o Moreno Galván "escribían desde su ideología de izquierdas para hacer una lucha contra del poder". Buendía cree que el flamenco fue, junto con la Nova Canço catalana (personificada en Joan Manuel Serrat) "una de las mejores armas para luchar contra el poder establecido".

José Luis Buendía, que pertenece también la Fundación Machado, institución que tiene recopiladas más de 5.000 letras flamencas, es un enamorado de la poesía popular y confiesa que disfruta cuando explica a sus alumnos las jarchas arábigo-andaluzas. "Intento demostrar cómo con el flamenco se puede estudiar historia, retórica literaria, acudiendo a los propios ejemplos de las letras", concluye.

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