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Nace un niño en el Reino Unido a partir de esperma que estuvo congelado 21 años

Los médicos del Hospital Saint Mary de Manchester (Reino Unido) han conseguido el nacimiento de un niño normal tras fecundar un óvulo con una muestra de esperma que llevaba congelada 21 años. El padre se hizo congelar el esperma cuando tenía 17 años, debido a que debía someterse a un tratamiento contra el cáncer testicular que le hubiera dejado estéril.

"Estoy seguro al 99% de que es la muestra de esperma más vieja que se ha usado para generar un embarazo", dijo a Reuters Greg Horne, el jefe del equipo que realizó el tratamiento. "Incluso después de 21 años de conservación, el porcentaje de espermatozoides móviles fue alto".

El niño nació en 2002, pero el caso sólo se ha conocido ahora, al publicarse en la revista científica Human Reproduction. Los progenitores no han revelado su identidad, pero han querido publicitar su caso para dar ánimo a los pacientes de cáncer que puedan beneficiarse de la técnica. El cáncer de testículos es uno de los más comunes en los hombres jóvenes.

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Para aumentar las probabilidades de éxito, Horne y su equipo inyectaron un espermatozoide directamente en el óvulo (inyección intracitoplásmica de espermatozoide, o ICSI). Conseguir el embarazo requirió cuatro ciclos de tratamiento y la transferencia de dos embriones al útero de la madre.

"El semen almacenado por pacientes jóvenes de cáncer se recoge en una época de gran estrés emocional, cuando es poco probable que la fertilidad futura sea una prioridad inmediata", declaró a Efe otra científica del equipo del Hospital Saint Mary de Manchester, Elizabeth Pease. Saber que el esperma puede durar congelado dos décadas puede suponer un estímulo para los pacientes de cáncer más jóvenes.

Por razones técnicas, los especialistas en fertilidad empezaron optando por congelar los embriones, en lugar de los óvulos y los espermatozoides. Las mejoras técnicas fueron permitiendo después la otra estrategia. Las dudas sobre la integridad del material genético de óvulos y espermatozoides conservados durante largos periodos impusieron en muchas las legislaciones unos límites temporales a su congelación. Los expertos llevan tiempo aconsejando revisar esos límites.

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