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LA POSGUERRA DE IRAK | Las víctimas

1.200 iraquíes han muerto en 45 días

Dos civiles británicos mueren en un atentado al lado de la sede de la Coalición

Dos civiles británicos murieron ayer en Bagdad en la explosión de un artefacto al paso del vehículo blindado en el que viajaban a apenas 50 metros de la entrada de la sede de la Coalición. Un mando británico que prefirió mantener el anonimato dijo que una bomba sujetada en la parte trasera del vehículo pudo haber causado la explosión. Ayer se difundió el primer balance de muertos iraquíes en la última oleada de violencia. Según una fuente del Ministerio de Sanidad iraquí citada por France Press, desde el pasado 5 de abril, más de 1.000 personas murieron y más de 2.000 resultaron heridas.

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Según dijo ayer el doctor Jamal el Ani, del Ministerio iraquí de Sanidad, a la agencia France Press, desde el inicio de los combates el pasado 5 de abril, 1.168 iraquíes han muerto y 2.350 resultaron heridos en todo el país. A comienzos de abril se produjo el levantamiento de los chiíes seguidores de Múqtada al Sáder en Bagdad, en el centro y el sur de Irak y la rebelión suní en Faluya. Entre los muertos hay 49 mujeres y 37 niños, mientras que entre los heridos son 152 mujeres y 73 niños. "Estas cifras sólo reflejan las víctimas de los enfrentamientos militares", dijo el doctor Al Ani. En las ciudades santas chiíes de Nayaf y Kerbala, los combates dejaron 450 muertos y 865 heridos, aseguró. En Bagdad hubo 290 víctimas mortales y 1.215 heridos.

Las primeras informaciones acerca del atentado de ayer contra los británicos -antes de que hablara el mando británico de un explosivo en el mismo vehículo- apuntaban a un ataque con lanzagranadas o una bomba colocada en el borde de la carretera. Las autoridades militares norteamericanas confirmaron la muerte de dos personas en la explosión que se produjo a la una de la tarde, una hora punta con el tráfico atascado en esa calle llena de pequeñas tiendas y restaurantes. Ningún iraquí resultó herido, según los primeros datos.

El ministro de Exteriores del Reino Unido, Jack Straw, explicó en Bruselas, donde se encontraba reunido con sus homólogos europeos, que otro ciudadano británico fue herido en el atentado. "Estas muertes son chocantes y demuestran los riesgos que tienen que afrontar los británicos y otros civiles para ayudar a los iraquíes en las tareas de reconstrucción del país", dijo Straw.

Los británicos viajaban en dos coches. Según testigos, después de la explosión, los que viajaban en el segundo coche saltaron del vehículo y empezaron a disparar. Luego sacaron al chófer del todoterreno atacado, del que sólo quedaban restos carbonizados. Todos llevaban un chaleco antibala, el uniforme clásico de los agentes de seguridad privada. Después de la explosión, soldados estadounidenses llegaron, acordonaron la zona y sacaron los cuerpos del coche, afirman los testigos. La muchedumbre empezó a buscar entre los escombros, llevándose cualquier objeto. Los niños se llevaron piezas del coche y una persona encontró un chaleco antibala del que sacó un billete de 20 dólares.

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Justo cuando los norteamericanos estaban acordonando el área, un disparo de mortero alcanzó la zona verde, nombre que lleva el cuartel general de las tropas ocupantes. Hubo una enorme explosión, pero nadie se estremeció. El testigo Alí Hasar Alí Husein dijo a los periodistas: "Seguir trabajando. Estamos acostumbrados".

La reacción de los viandantes parecía generalmente antinorteamericana. Hasen Haear, de 25 años, que vende discos en la zona verde, se encontraba delante de una barbería cuando la bomba estalló. Preguntado sobre lo que sentía, dijo: "Por supuesto está mal porque hay mujeres y niños por aquí". Acerca de los extranjeros, añadió: "También son seres humanos, como nosotros. Dios los creo igual que nos creó a nosotros". Un hombre al lado gritaba "¡Cuatro americanos! ¡Cuatro americanos!", pensando que cuatro estadounidenses habían muerto.

Soldados de EE UU y policías iraquíes revisan el coche destruido por una explosión a la entrada del cuartel general de las fuerzas ocupantes.
Soldados de EE UU y policías iraquíes revisan el coche destruido por una explosión a la entrada del cuartel general de las fuerzas ocupantes.AP

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