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Miles de personas aclaman a los príncipes de Asturias en Zaragoza

"La ciudad se ha volcado espontáneamente", dice el alcalde, Juan Alberto Belloch

Ha sido toda una sorpresa. La plaza del Pilar comenzó a llenarse de gente poco después de las tres de la tarde de ayer, cuando empezó a correr la noticia de la visita de los Príncipes. Más de 5.000 personas se agolparon, aplaudieron e intentaron saludar a los recién casados cuando llegaron a la basílica del Pilar, después de visitar Cuenca, donde pasaron la noche del domingo, y la localidad turolense de Albarracín.

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El gentío les aplaudía, algunos protestaban de que no hubiese vallas para contener el tumulto, pero éste era un viaje privado y los Príncipes no avisan de su destino. Todos querían tocarles, acercarse a ellos. Cámaras fotográficas, aplausos y gritos. Un cordón policial les tuvo que abrir paso entre el gentío. La avalancha fue impresionante, con gritos de "¡guapos!", piropos, casi como las estrellas de rock.

La visita al templo fue breve. La pareja oró ante la Virgen -cumpliendo una tradición de la familia real-, y luego subió al camarín para besar la imagen, que lucía un manto bordado por la reina María de las Mercedes. El deán, Antero Hombria, explicó que les ofreció firmar en el libro de oro. La avalancha de gente fue tan impresionante dentro del templo que el libro tuvo que ser firmado fuera de la sacristía porque no se podía pasar a ella.

Y como las noticias vuelan, el Ayuntamiento, que está al lado de El Pilar, se enteró a última hora, y cuando los Príncipes ya salían del templo llegaba el alcalde, Juan Alberto Belloch, con algunos concejales que lograron abrirse paso entre la multitud para llegar hasta ellos y saludarles. "El Príncipe se ha hecho aquí, en la Academia General Militar, y la ciudad se ha volcado de forma espontánea", comentó Belloch.

Después de su breve paso por Zaragoza, los príncipes de Asturias viajaron a Sos del Rey Católico, el cuarto lugar de la geografía española que visitan en el comienzo de su luna de miel. Don Felipe y doña Letizia se alojaron anoche en el Parador Nacional de esta población aragonesa, que conserva a la perfección la arquitectura medieval alrededor de su imponente castillo-palacio, en el que nació Fernando el Católico en 1452.

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La pareja cenó en el mismo parador. Cerca de las 22.00 se sentaron en el salón Cinco Villas junto al resto de huéspedes y "no pidieron nada especial que no estuviera en la carta", rica de platos típicos aragoneses, explicaron a Efe fuentes del hotel. Poco después de las 23.00, abandonaron el comedor tras felicitar a los cocineros y al personal de servicio por su trabajo y por el modo en que habían preparado los platos. Desde que llegaron a la localidad, hacia las 20.30, decenas de personas se agolparon a las puertas del establecimiento para intentar ver a los recién casados.

Don Felipe conoció la localidad en junio de 2000, durante el exhaustivo recorrido por la geografía aragonesa que realizó durante la visita oficial que efectuó a la comunidad autónoma. En esta ocasión, el Príncipe ha querido que su esposa conozca el lugar.

Era poco después de la una de la tarde cuando los príncipes de Asturias llegaban a la localidad turolense de Albarracín (1.000 habitantes), un enclave monumental, propuesta para ser declarada Patrimonio de la Humanidad, procedentes de Cuenca. Cuando la noticia de que don Felipe y doña Letizia habían elegido esa localidad como segunda parada en su luna de miel, la gente se echó a la calle. Los novios pasearon por sus hermosas calles, que muestran la grandeza de las casonas y su arquitectura popular irrepetible. Se asomaron al mirador, y acompañados de Antonio Jiménez, director de la Fundación Santa María, visitaron la catedral y el palacio episcopal, que el Príncipe ya conocía de cuando realizó su primer viaje oficial a la comunidad.

Luego, casi sin avisar, acudieron a un conocido restaurante y con el resto de los comensales, no en el reservado, degustaron jamón de Teruel, migas, queso de Santa Eulalia y guiso de ciervo de los Montes Universales, que es reserva natural, ante el asombro de un matrimonio y sus dos hijos que no creían que fuesen ellos quienes compartían una mesa cercana. A la salida, en la plaza llena de gente, un vecino se arrancó con una espontánea Jota del amor.

Un autógrafo atípico

Escolares de La Almunia de Doña Godina (Zaragoza) y San Vicente (Alicante) aplaudían encantados con la sorpresa de un viaje cultural en el que ha habido además un apunte de historia contemporánea. Pero la anécdota la protagonizó una mujer que se empeñó en que le firmasen un autógrafo para su hijo, que hace su primera comunión el próximo sábado. Como no tenía papel, los Príncipes firmaron en el libro de familia, que es lo que había más a mano.

La luna de miel la iniciaron los Príncipes el domingo en Cuenca, adonde viajaron desde Madrid en su coche particular, y el domingo por la noche cenaron en un conocido restaurante de las Casas Colgadas, para pasear luego por las calles y retirarse más tarde a dormir al parador de San Pablo.

Ayer por la mañana, antes de viajar a Albarracín, realizaron una visita a la ciudad. El Príncipe vestía pantalones vaqueros y jersey azul y la Princesa una gabardina blanca y también pantalones tejanos.

Al salir del parador, el Príncipe se entretuvo en hacer fotos a su esposa en el puente de San Pablo, sobre la Hoz del Júcar, con las Casas Colgadas al fondo, y entre la expectación de la gente. Luego se dirigieron a la catedral. A las puertas les esperaban varios cientos de personas, y respondieron a sus muestras de cariño saludándoles e incluso estrechándoles la mano y haciéndose fotos con algunos de ellos.

Como dos turistas más, los Príncipes se desplazaron a continuación a la zona de San Miguel, donde visitaron el Mirador, con vistas a la Hoz del Júcar.

Después de este recorrido, don Felipe y doña Letizia emprendieron viaje a Albarracín, adonde llegaron a la una de la tarde.

Don Felipe y doña Letizia saludan a las personas que se congregaron para verles en Zaragoza.
Don Felipe y doña Letizia saludan a las personas que se congregaron para verles en Zaragoza.EFE
Los príncipes de Asturias, durante su visita a Cuenca.
Los príncipes de Asturias, durante su visita a Cuenca.BERNARDO PÉREZ

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