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Valencia tendrá en 2005 un banco de producción de células embrionarias

La clínica IVI pondrá los embriones humanos para la investigación

Valencia pondrá en marcha el próximo año un banco de células madre. Especialistas del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) se integrarán en el centro de investigación que la Generalitat, del PP, está acabando de construir en Valencia y que albergará estas instalaciones. El edificio contará con una unidad de medicina regenerativa avalada por el centro nacional a través de un convenio suscrito a principios de mes.

La Comunidad Valenciana es la tercera que entra en la red de investigación con células madre embrionarias. Las otras son Andalucía, con un instituto que dirigirá en Sevilla Bernat Soria, y Cataluña, con un laboratorio barcelonés que será liderado por Juan Carlos Izpisúa Belmonte. El proyecto del PP era coordinar las aplicaciones clínicas desde un Centro Nacional de Trasplantes y Medicina Regenerativa, pero aún no se sabe si el nuevo Gobierno mantendrá ese esquema.

La materia prima de la medicina regenerativa son las células madre. La Comunidad Valenciana contará el año que viene con un banco de derivación de líneas celulares embrionarias, que se instalará en el Centro Superior en Alta Tecnología Científica para la Investigación en Biomedicina y Trasplantes de Tejidos y Órganos de la Comunidad Valenciana (CSAT), cuya finalidad será la de abastecer de cultivos celulares a los investigadores.

El banco formará parte del área de medicina regenerativa del CSAT, centro que dirige Rubén Moreno -ex alto cargo del ministerio de Sanidad en la etapa de Celia Villalobos-, que ha impulsado la Generalitat Valenciana y que también se dedicará a la biomedicina y la genómica.

Personal de la Fundación del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), con su responsable, Carlos Simón, al frente, se integrará en el CSAT para sacar adelante el banco. Simón recordó que su equipo lleva ya un par de años trabajando en este campo: "Hemos llegado a la línea de salida preparados".

Hasta la reciente modificación legal del PP que permite la investigación con embriones congelados, el IVI había ido haciendo camino con ensayos con embriones no viables, un proceso "legal pero mucho más difícil" debido a las propias propias malformaciones embrionarias. Estos trabajos los combinaron con estancias en la Universidad de California en San Francisco.

Junto a ello, el IVI acumulaba otro importante potencial: miles de embriones congelados. Sólo faltaba cobertura legal para echar a andar. Tras la reforma legislativa, el permiso definitivo se formalizó el pasado 6 de abril. Este día el consejero de Sanidad, Vicente Rambla, firmó un convenio con el Ministerio de Sanidad para hacer del CSAT uno de los nodos de la red. En el acuerdo, las administraciones estatal y autonómica se comprometieron, sin demasiada precisión, a "cofinanciar el equipamiento y los gastos de funcionamiento".

Una vez conseguidos los permisos, los investigadores cuentan con cobertura legal y están a la espera de que se acabe el edificio. Está previsto que la obra acabe antes de verano y que, tras dotarse de equipo, entre en funcionamiento a principios de 2005.

Entonces aún faltará otro año para que puedan obtenerse los primeros frutos. El primer paso será elaborar un registro de todos los embriones con más de cinco años congelados que los progenitores cedan para investigación, los requisitos que establece la ley. "No son tantos", comentaba ayer Simón, "en Valencia tendremos medio millar".

El siguiente paso será enviar los datos al banco y comenzar a trabajar: descongelar el embrión, desarrollarlo hasta los seis días y derivar las líneas celulares, es decir, frenar el proceso de diferenciación, y cultivar las células. "El índice de éxito de la operación es del 5% o 10%, por eso es fundamental concentrar los medios y no diseminar los embriones", apuntaba el responsable de la fundación del IVI.

El proceso se somete a repetidos controles para comprobar que las células no han comenzado a diferenciarse. Tras pasar las cribas, están preparadas para multiplicarse indefinidamente y distribuirse para investigar.

Existen 72 líneas celulares autorizadas en todo el mundo, "aunque sólo ocho de calidad", comenta Simón. Un vial -con seis millones de células madre- cuesta 3.000 euros. El objetivo es contar con líneas propias , además de mejorar los procesos de producción. "Queremos llegar a una eficacia del 50%", apunta Simón. "Se trata de hacer buenos ladrillos para que en un futuro se puedan constuir paredes y edificios". El investigador subraya que habrá que esperar años para que las aplicaciones clínicas lleguen a los pacientes.

Centro de investigación en el que se situará el banco de líneas celulares de Valencia.
Centro de investigación en el que se situará el banco de líneas celulares de Valencia.SANTIAGO CARREGUÍ

Y Australia

Las autoridades australianas concedieron ayer las primeras licencias del país que permiten a empresas experimentar con embriones humanos procedentes de tratamientos de fertilización artificial. El Consejo de Investigación Médica y Salud Nacional otorgó las licencias a las empresas de fertilización artificial Melbourne IVF y Sydney IVF, informa Efe. La legislación australiana que regula la investigación relativa a las células madre embrionarias fue aprobada en agosto de 2002.

En Australia existen unos 70.000 embriones creados a través de tratamientos de fertilización, pero que no han sido usados y que podrán ser empleados para la investigación, lo que debe contar con la autorización de las parejas.

Sydney IVF utilizará los embriones para investigar el metabolismo embrionario y derivará células madre.

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