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Solana se declara "horrorizado" por la persecución de serbios en Kosovo

Javier Solana se declaró ayer "decepcionado y horrorizado" por las consecuencias de los recientes disturbios en Kosovo durante una visita a esta provincia serbia, de mayoría albanokosovar, bajo protectorado internacional desde los bombardeos de la OTAN de 1999. Precisamente ayer se cumplieron cinco años de la intervención de la Alianza contra el régimen serbio de Slobodan Milosevic, que reprimió a los albaneses de Kosovo durante una década. El alto representante de Política Exterior y de Seguridad de la UE viajó a Kosovo una semana después de los disturbios, acompañado del comisario de Exteriores de la UE, Chris Patten.

"Venir a Pristina en el quinto aniversario de la llegada de las misiones internacionales", manifestó Solana a los periodistas, "y ver muertos, casas e iglesias incendiadas, es un horror para mí". "No toleraremos la violencia", añadió, "y haremos todo lo posible por garantizar la paz y una vida segura a todos los ciudadanos".

Solana fue increpado por grupos de serbios que fueron desalojados de sus casas y que acusaron al representante de la UE de falta de protección. El alto cargo de la UE, que se reunió con el jefe de la misión de la ONU en Kosovo (Unmik), Harri Holkeri, emplazó a los serbios a quedarse en Kosovo a pesar de las dificultades.

Un total de 28 personas resultaron muertas (en su mayoría serbias), cerca de un millar fueron heridas y un centenar de casas y unas 30 iglesias fueron incendiadas en las persecuciones que la mayoría albanesa desencadenó contra la minoría serbia. El origen de la violencia fue el supuesto hostigamiento de tres jóvenes albaneses por parte de serbios que terminó con los primeros ahogados en un río. El incidente, aún no esclarecido por la ONU, encendió los ánimos albaneses.

Dos policías asesinados

La visita de Solana y de Patten se produjo ayer, apenas unas horas después de que un policía de la ONU y otro agente albanokosovar fueran asesinados el martes por la noche por unos pistoleros a 20 kilómetros al norte de Pristina. Se trata de la primera agresión contra policías tras el estallido de violencia étnica de la semana pasada, el más grave en los cinco años de Administración internacional de la provincia. No obstante, Kosovo se ha mantenido relativamente en calma desde el pasado fin de semana.

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Convertido en protectorado internacional bajo supervisión de la ONU y a la espera de un estatuto definitivo, la Administración y la seguridad de Kosovo dependen de los funcionarios civiles de Naciones Unidas y de los cerca de 20.000 soldados integrados en la Kfor, fuerza de vigilancia de la OTAN para la provincia. El contingente de la Alianza Atlántica fue ampliado en 2.000 efectivos más la semana pasada. Dentro del contingente militar internacional figuran cerca de un millar de soldados españoles, desplegados en la zona de Istok, al noroeste de Kosovo.

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