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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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Deportividad en diésel

A pesar de su imagen deportiva, el GT es un cupé moderno que busca cierto sentido práctico con una habitabilidad superior a lo habitual en estos coches. Mantiene un diseño interior (salpicadero, instrumentación...) casi igual al del 147 y sin detalles que lo distingan. Pero se va sentado más bajo, aunque en una posición cómoda y con todas las regulaciones de asiento y volante (altura y profundidad).

Un turbodiésel con marcha

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Belleza con sentido práctico

El GT Coupé estrena la última evolución del motor 1.9 JTD turbodiésel, que incluye el sistema Multijet y divide en varias fases cada inyección para aumentar la potencia y reducir el consumo y la sonoridad. Pero lo mejor es que ahora ofrece 150 CV, 10 más que antes, y con la ayuda de un cambio manual de seis marchas proporciona unas prestaciones brillantes y acordes con su imagen.

El nuevo propulsor no responde con mucha fuerza por debajo de 1.700 vueltas y resulta todavía algo rumoroso en ciudad. Pero, salvo estos detalles, responde como un auténtico deportivo de gasóleo y recuerda a los GTI. Acelera con garra, se estira hasta 4.500 revoluciones con un empuje y poderío que sorprenden, y ofrece casi lo mismo que un buen motor de gasolina con más contundencia a medio régimen. No suena tan fino y excitante a altas revoluciones, pero Alfa ha elaborado un escape que a partir de 3.700 vueltas emite un sonido deportivo inédito hasta ahora en un diésel.

El cambio está bien escalonado y permite sacar todo el partido al motor para viajar a ritmos alegres en cualquier trazado, pero tiene un accionamiento con recorridos largos y algo imprecisos de palanca. Y los consumos de la unidad de pruebas no han sido lo comedidos que cabría esperar de un turbodiésel tan moderno: unos siete litros a ritmos legales, entre ocho y nueve en ciudad, y 10 en conducción deportiva.

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Cómodo y seguro

Las virtudes dinámicas se completan con unas suspensiones muy bien equilibradas que permiten disfrutar al volante y viajar con comodidad. Combina el carácter y la eficacia en curva de los deportivos con el confort de los GTI más logrados. Así, se conduce con gran facilidad y hace que el conductor se sienta a gusto enseguida. Y obedece a la dirección con un tacto preciso; los recorridos amplios de las suspensiones permiten absorber las ondulaciones sin sacrificar la comodidad, y sólo resulta algo seco en las irregularidades y juntas de dilatación.

El Alfa GT es ágil, se agarra muy bien en las curvas y tiene aplomo en trazados rápidos. Permite conducir relajado y seguro sin tensiones, y sólo los ajustes de las ventanillas provocan algunos silbidos aerodinámicos molestos. Los frenos y el ABS paran muy bien y el control de estabilidad (de serie) es muy avanzado: actúa cuando de verdad hace falta y mejora mucho la seguridad, sobre todo en pisos resbaladizos.

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