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ELECCIONES 2004

IU se compromete a "levantar las alfombras" de la guerra de Irak si llega al Gobierno

Llamazares asegura que el PP es también una coalición, "de la derecha y la extrema derecha"

Asturias, la isla roja, el único lugar al norte de Madrid donde IU -y antes el PCE- siempre ha obtenido un diputado, desde el que llevó en 1977 al Congreso a Dolores Ibarruri, Pasionaria, acogió ayer a la caravana electoral del asturiano Gaspar Llamazares con un mitin especialmente animado. Unas 800 personas apoyaron al coordinador general, que empezó su carrera política con menos de 30 años como secretario general del PC asturiano. Él respondió con la promesa de que IU llegará al Gobierno y, como primera medida, presionará para "levantar las alfombras sobre la guerra de Irak". Además recordó, frente a las críticas del PP a las coaliciones, que este partido también es una, "de la derecha y la extrema derecha".

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El público abarrotó una sala del Palacio de Congresos Príncipe de Asturias -"de cuyo nombre no quiero acordarme", dijo un orador para mostrar su fe republicana-, que se quedó pequeña. Pero no fue el mayor mitin de campaña, ni siquiera uno de los más grandes. De hecho, la prensa local daba cuenta en sendas encuestas de la posibilidad de que IU no obtenga siquiera el diputado, aunque los dirigentes de la federación no se plantean ese escenario.

Llamazares y otros oradores, como Rafael Palacios, del Bloque por Asturies, que divirtió al auditorio con sus mofas sobre el PP, utilizaron la presencia de IU en el Gobierno socialista de Asturias, donde tiene dos consejeros, para argumentar por qué piden el voto: para tirar hacia la izquierda del PSOE, para "garantizar un cambio de verdad", porque la federación "no pone una vela a Dios [la izquierda] y otra al diablo [el centro-derecha]".

Visto que estaba en Asturias, donde la reconversión ha hecho estragos entre los mineros, Llamazares se comprometió a promover la recuperación del Ministerio de Industria. Incluso insinuó que, como asturiano, no le importaría nada ocupar esa responsabilidad que tanta influencia tuvo en su tierra cuando existía el departamento. Porque Llamazares no cree en ese chascarrillo de que "la mejor política industrial es la que no existe". El PP sí, dijo, y además, cuando hay algún problema, como la reciente crisis de los astilleros, opta primero por responsabilizar a las comunidades autónomas y luego, cuando comprueba que el conflicto sigue sin resolverse, "lo arregla todo a porrazos". Se refería a las escenas de violencia vividas en los astilleros de Cádiz.

El líder hizo una encendida defensa de la participación de IU en los gobiernos de Asturias, el País Vasco y Cataluña. "Lo que más le duele al PP es que somos una fuerza leal y sólida en los gobiernos, que no nos dejamos tentar por la frivolidad de los cantos de sirena de ETA [como Carod Rovira] ni nos tiemblan las piernas cuando ataca la derecha [como los socialistas]".

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El PP critica las "coaliciones radicales" del PSOE, y ahí incluye a IU. Llamazares le contestó que, en realidad, en las elecciones hay que optar entre dos coaliciones. La de la izquierda plural, que salió a la calle y ha logrado, dice, que se tambalee la mayoría absoluta, o la del PP, "que es la de la ultraderecha con la derecha". "Hay que hacerle una pregunta a Rajoy: ¿Dónde está la extrema derecha española? ¿No estará en el PP?".

Aunque ayer estaba en su tierra y recibió un apoyo muy caluroso, la campaña de Llamazares discurre relativamente alejada del contacto directo con sus posibles votantes. Las dificultades que tiene IU para hacer llegar su mensaje a través de los medios, especialmente la televisión, hace que prácticamente toda la campaña esté diseñada para ocupar esos pequeños espacios que están tasados. Salvo algunos contactos con estudiantes, el candidato no hace ningún tipo de acto sectorial, o comidas con personalidades relevantes, empresarios o similar.

Fuera de los mítines, donde su timidez le dificulta el contacto con sus cada vez más numerosos seguidores, sus intervenciones se producen en ruedas de prensa y entrevistas. La necesidad de aparecer en la televisión -ninguna cadena le ha concedido directos hasta ahora- hace que casi nunca cierre él mismo sus mítines. Muchas veces habla cuando el público casi acaba de llegar. La televisión marca el orden.

Gaspar Llamazares, ayer en un mitin en Oviedo.
Gaspar Llamazares, ayer en un mitin en Oviedo.EFE

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