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Reportaje:

Homenaje a un hombre tierno

El Ateneo Barcelonés recordó al que fuera su presidente, Jordi Maragall, hijo del poeta y padre del presidente de la Generalitat

El Ateneo Barcelonés rindió homenaje ayer a Jordi Maragall i Noble, que fue su presidente entre 1985 y 1989. De las facetas filosóficas, políticas y culturales del hijo menor del gran poeta hablaron Jordi Casassas, Norbert Bilbeny e Ismael Pitarch. Su hijo y presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, se quedó con el retrato sentimental de su padre, al que definió como un liberal catalanista en una familia "en la que la ternura la ponía el padre y la inteligencia, la madre, a diferencia de lo que acostumbraba a pasar".

El presidente del Ateneu, Oriol Bohigas, definió a Jordi Maragall como "un hombre con ideas generales en cultura, política y lo social". Casi todos los intelectuales que intervinieron, que habían formado parte de la junta del Ateneo Barcelonés durante el tiempo que Jordi Maragall lo presidió, pusieron el acento en las cualidades humanas de quien presidió la entidad. Insistieron en sus cualidades como pedagogo, que demostró cuando ejerció de profesor en el Institut Escola de 1932 a 1935. Trabajó en la Universidad Autónoma hasta que su carrera profesional se truncó al ser depurado en 1939.

El catedrático de Historia Contemporánea Jordi Casassas le describió como un hombre de diálogo y de puente entre la cultura catalana y castellana debido a su sólida formación. Un aspecto, el de hombre-puente, al que también hicieron referencia los demás ponentes. Su línea de pensamiento lo enmarcó el catedrático y filósofo Norbert Bilbeny en la Escuela de Barcelona surgida a finales del siglo XIX. Fue Joaquim Girau quien acercó a Jordi Maragall al socialismo. De su paso por la política se dijo que "era muy político, pero poco partidista".

En 1977 dejó su trabajo en la empresa privada tras ser nombrado director general de Cultura de la Generalitat que presidía Josep Tarradellas. La de senador fue su última etapa política.

Defendía Maragall un bilingüismo integrador, y de su talante dialogante Ismael Pitarch citó una sola excepción: "Las criticas al alcalde Maragall irritaban al hombre tolerante que era".

De su padre, Pasqual Maragall dijo que era un hombre muy conocido y desconocido a la vez. Recordó que fundamentalmente era un hombre liberal y catalanista, porque la más republicana de casa era su madre. Rememoró aquel catalán vivo que hablaba, "nada literario, pero muy poético y popular, aunque parezca una contradicción, nada noucentista ni pasado por Pompeu". Describió la casa familiar como el lugar donde sus padres hacían más amistad que él mismo con sus propios amigos, como Alfons Comín y tantos otros con los que discutían de asuntos interesantes mientras "yo me dedicaba a hacer la revolución", dijo Pasqual Maragall.

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