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PANTALLA INTERNACIONAL

Bill Murray y Sean Penn se disputan el Oscar más reñido

Los actores son candidatos al premio al mejor actor por 'Lost in translation' y 'Mystic River'

Elsa Fernández-Santos

La noche de los Oscar, el próximo domingo, toda la atención estará puesta en dos hombres. En dos actores. Bill Murray y Sean Penn (que ha confirmado que por primera vez asistirá a una ceremonia de los Oscar) se enfrentarán por la mejor interpretación masculina, el Oscar que este año ha logrado dividir a la crítica y las quinielas. Si todo apunta (y así lo reflejan los sondeos) que El retorno del rey será la película ganadora (una recompensa a un titánico esfuerzo que ha roto viejos moldes de producción), las listas se dividen cuando aparecen los nombres de Murray y Penn.

De momento, Penn (candidato por su trabajo en la película de Clint Eastwood Mystic River) saca una ligera ventaja al veterano actor de Atrapado en el tiempo. Penn ha sido tres veces candidato a un Oscar, sin haberlo ganado ninguna. Considerado el mejor actor de su generación, el hijo del cineasta Leo Penn (un hombre que sufrió la tragedia del macartismo), está considerado como el máximo heredero de la tradición realista del Actor's Studio. Hace unos meses, The New York Times hablaba de "la nueva edad de oro" de los actores estadounidenses. Penn encabezaba la lista. Su instinto para los trabajos arriesgados es conocido: ahora ha terminado de rodar El asesinato de Richard Nixon, un filme en el que interpreta a un hombre obsesionado con estrellar un avión en la Casa Blanca.

Murray viene de otra escuela. La de la comedia y la del gesto contenido. Estos días, con una espesa barba blanca que quizá no se afeite para la noche de los Oscar, el protagonista de Lost in translation (película por la que es candidato) disfruta de su tercera candidatura a un Oscar y de su nueva popularidad. Sofia Coppola, directora y guionista de la película, ha contado que Lost in translation nació de un recuerdo de su padre, que en los años setenta, en uno de los conocidos altibajos de su monumental carrera, viajó a Japón para rodar, junto a Kurosawa, el anuncio de un whisky de Suntory. Coppola utilizó la anécdota (y la marca del licor) para escribir un guión pensado para Murray. Veía en él una figura romántica, y sin duda paterna. Un hombre cuyos aires caballerescos, dice el actor, no tienen su modelo en ningún artista, sino en un jugador de béisbol: Cal Ripken Jr.

El torrente de Sean Penn frente al minimalismo de Bill Murray. Un Oscar al mejor actor en el que también compiten Ben Kingsley por Casa de arena y niebla, Jude Law por Cold mountain y Johnny Depp por Piratas del Caribe. Depp podría ser la sorpresa de la noche, aunque es improbable. Ha ganado el premio al mejor actor del año que otorga el Sindicato de Actores de Estados Unidos. Un premio importante para su corsario inspirado en Keith Richards.

Pero los Oscar de este año siguen, de momento, en un segundo plano. La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, ha logrado robar toda la atención informativa a los premios más importantes de Hollywood. Los periódicos apenas dan noticias, mientras insisten en el debate sobre la película del actor australiano. El miércoles, día del estreno, en un cine cercano al Kodak Theatre (donde una enorme carpa blanca y decenas de policías protegían la alfombra roja de la lluvia torrencial que cayó esa noche), la gente salía conmovida de una de las sesiones. "Por fin sé lo que ocurrió", decía un hombre que, acompañado de su familia, confesaba que la película le había acercado "al cuerpo de Cristo". "No es una película violenta. Yo sólo veo belleza en ella", añadía un cura con una cruz pintada en la frente. "Es una obra de arte comparable a La Piedad de Miguel Ángel".

Operarios desenrollan el miércoles la alfombra roja a la entrada del teatro Kodak de Los Ángeles.
Operarios desenrollan el miércoles la alfombra roja a la entrada del teatro Kodak de Los Ángeles.ASSOCIATED PRESS

Goya, en el Museo Getty

Carmen Maura, Fernando Colomo, David Trueba, Javier Fesser y Carlos Saura son, entre otros, los artistas que desde ayer participan en el ciclo de cine español que organiza la American Cinematheque en colaboración con el Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA) y la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), entre otros organismos. Se trata de un programa de películas españolas recientes y dos homenajes a las filmografías de la actriz Carmen Maura y el director Fernando Colomo. Desde ayer y hasta el 14 de marzo se proyectarán una treintena de películas españolas. De ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, de Pedro Almodóvar, a Las horas del día, de Jaime Rosales, o Soldados de Salamina, de David Trueba. El plato fuerte: la proyección, mañana, en el Museo Getty, de Goya en Burdeos, de Carlos Saura. En este centro se celebra una exposición de grabados y dibujos españoles (muchos de ellos de Goya) del los siglos XVII, XVIII y XIX.

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Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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