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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Irak, sin elecciones

Kofi Annan y el equipo de la ONU que, encabezado por Lakbar Brahimi, ha viajado a Irak han llegado a una conclusión sensata: las condiciones reinantes no permiten celebrar unas elecciones generales libres antes del 30 de junio próximo como pretendía la mayoría chií, que ahora por boca de su factótum, el ayatolá Sistani, acepta un retraso de los comicios siempre que sea breve. No sería bueno para construir una democracia ir a las urnas de forma precipitada. En esto la ONU y Estados Unidos coinciden. Pero tampoco parece correcto el plan de EE UU de entregar "la soberanía" a un Gobierno provisional prácticamente designado, que prepare la Constitución y los comicios, a la vez que asume la carga principal de la seguridad y el orden público. La soberanía real seguirá en manos de Washington y de su virrey en Bagdad, Paul Bremer.

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El calendario de Washington está dictado ante todo por la cruda realidad sobre el terreno. Pero también por el calendario electoral de Bush, que entrará en campaña en agosto. Para entonces necesita reducir las bajas propias y mostrar que EE UU ha dejado de ser potencia ocupante con el traspaso, siquiera virtual, de la soberanía a los iraquíes. Tampoco le conviene una probable victoria electoral de los grupos chiíes que se oponen a la permanencia militar de tropas norteamericanas en territorio iraquí. La creación de un Gobierno provisional y el aplazamiento de las elecciones puede servir a todos estos propósitos al menos hasta que se decida la contienda presidencial en EE UU.

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El gran ayatolá Sistani, probablemente la llave decisiva del futuro de Irak, había pedido elecciones como primer paso, sabedor de que el voto de los chiíes, el 60% de la población, les daría el control político. Ahora, y según las declaraciones a Der Spiegel que hoy recoge este periódico, acepta el diagnóstico de la ONU, pero es contundente al señalar que el retraso electoral debe ser corto y que cualquier Gobierno interino que asuma el poder debe ser exclusivamente para gestionar el día a día del país árabe.

El verdadero debate en el entorno de Annan y en Irak se produce entre avanzar hacia ese Gobierno provisional o ampliar el actual Consejo de Gobierno que actúa bajo la autoridad del ocupante. Annan presentará su propuesta en los próximos días. Dado que no puede haber elecciones en un plazo inmediato, sería aceptable esta última salida, junto con una mayor involucración de la ONU en el proceso político, siempre que fuese temporal y con un calendario claro para las elecciones. Reflejaría la realidad del poder, en vez de la pantomima de un Gobierno provisional y soberano en un país ocupado, de hecho y de derecho.

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