_
_
_
_
_
Crítica:EL LIBRO DE LA SEMANA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La escritura lograda

Este tercer volumen de las espléndidas Obras completas de Franz Kafka (1883-1924) contiene sus célebres narraciones breves así como cantidad de apuntes y esbozos inéditos, todos ellos ordenados y fijados según la edición crítica alemana de sus escritos -hoy canónica- publicada por la Fischer Verlag. Todos los textos han sido anotados con sumo cuidado y se han añadido tablas e índices de gran utilidad. Las aclaraciones biográficas y demás comentarios aportan valiosas referencias para leer las obras del autor de El proceso con menos inocencia de la acostumbrada. Pues si algo consiguen estas Obras completas -de las que contamos ya con dos inapreciables tomos precedentes, el I de Novelas y el II de Diarios- es que quien se acerque a Kafka se adentrará de lleno en un singular mundo interior, complicado y extraño, que tanto puede atrapar como causar espanto. En los relatos del escritor, en sus novelas inacabadas y en cada esbozo se manifiesta y gesticula el hombre para quien la escritura no era simple azar o un capricho diletante sino un aliento vital.

NARRACIONES Y OTROS ESCRITOS. OBRAS COMPLETAS, VOLUMEN III

Franz Kafka

Prólogo de Jordi Llovet

Traducciones de Adan Kovacsics, Joan Parra y Juan José del Solar

Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 2003

1.223 páginas. 58 euros

Gracias a la clara ordenación que rige el volumen, el lector sabrá a qué atenerse en cuanto a la historia de los textos de Kafka sin naufragar en el maremagno creado por las ediciones "de siempre", basadas en los criterios editoriales de Max Brod, ya superados. Se agrupan en tres partes. La primera comprende los libros que Kafka publicó en vida, todos de corta extensión: Contemplación, La condena, El fogonero (publicados en 1913), La transformación (1915), En la colonia penitenciaria, Un médico rural (ambos de 1919) y Un artista del hambre (1924). En realidad, tales libros constituyen lo que podríamos denominar la escritura "lograda" de Kafka, pues vieron la luz con el visto bueno de su exigente autor, perfeccionista e inseguro hasta la exasperación. Algunos de estos títulos incluyen esos preciosos apuntes expresionistas y mínimos de rápida pero infinita lectura; también esas parábolas intemporales como Ante la ley o El mensaje del emperador, tan características del mejor Kafka. Y enigmáticos relatos, algunos tan raros como Un médico rural, galimatías onírico para intérpretes esforzados; y otros tan hermosos como Primer sufrimiento, que narra la vicisitud de un inverosímil trapecista enamorado de su arte. Luego están esos verdaderos hitos literarios del siglo XX: el estremecedor y ominoso relato En la colonia penitenciaria; y, cómo no, la obra kafkiana por excelencia, esa alegoría del extrañamiento que es Die Verwandlung, conocida en todo el mundo hispanohablante como La metamorfosis.

Por cierto, una de las innovaciones filológicas de este III tomo, entre algunas otras muy atinadas, es el discutible criterio adoptado por Jordi Llovet, encargado principal de la edición, de sustituir este título emblemático por el de La transformación. Llovet aporta una serie de pruebas convincentes en defensa de su opción, entre otras, el testimonio según el cual el mismísimo Borges -celebrado traductor ocasional de Kafka- también apostó en su momento por verter al castellano la palabra original alemana del título por "transformación", término más común y con menos connotaciones cultas y mitológicas que "metamorfosis"; pero su editor la rechazó aduciendo que el relato era conocido mundialmente bajo el otro término y que no era conveniente cambiarlo. Permutar a estas alturas un título tan acuñado en la memoria colectiva de lectores y no lectores por uno nuevo y hasta menos eufónico es una apuesta arriesgada que acaso sólo genere confusión. Ahora bien, las disquisiciones filológicas añaden más interés a un volumen que roza la perfección y lo enriquecen. Lo principal es que los relatos de Kafka se hallan aquí en todo su esplendor, con la precisión de su escritura minuciosa y la magia de su frío absurdo. Las nuevas traducciones superan a cuantas tenemos en castellano por su fluidez y claridad -Borges incluido- y es un goce leerlas.

El segundo apartado comprende el puñado de textos que Kafka publicó en diarios o revistas: alguna reseña de libros, algún relato grotesco tal como Conversación con el orante, o una "kafkiana" crónica periodística: Los aeroplanos en Brescia. Y, por último, el apartado más extenso comprende escritos póstumos datados entre 1906 y 1924, toda la vida de Kafka como escritor. Incluye esbozos y apuntes, notas autobiográficas, borradores epistolares y extensos fragmentos narrativos que hasta ahora se presentaban como "relatos" terminados de Kafka, pero que éste nunca concluyó, tales como Blumfeld, un solterón entrado en años, El cazador Graccus o La construcción de la muralla china. De entre estos cientos de páginas de escritura nunca "lograda", según su autor, y sin embargo tan pura como la de sus libros publicados, destacan 109 enigmáticos "aforismos" conocidos en España como Consideraciones sobre el pecado, el sufrimiento, la esperanza y el camino verdadero, que revelan a un Kafka "existencial" preocupado por la divinidad, el mal y la culpa. Uno de sus aforismos reza: "Dicen las cornejas que una sola corneja podría destruir el cielo. Esto es indudable, pero no constituye ninguna prueba contra el cielo, ya que el cielo significa precisamente imposibilidad de cornejas". Y otro: "Qué ridículamente te has enjaezado para este mundo". Es curioso que de semejante ridiculez naciese una escritura tan lograda; la gran paradoja es que Kafka nunca lo creyó así.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_