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Crítica:LIBROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Nuevos datos para revisar la historia económica

El análisis del comportamiento económico de las naciones requiere disponer de series macroeconómicas largas. En el caso español, la falta de un conjunto de datos homogéneo, coherente y fidedigno es responsable, en buena medida, de la ausencia de un enfoque explícitamente comparativo en su historia económica. Hasta 1954, en que se inicia en España la moderna Contabilidad Nacional, se dieron intentos de establecer las tendencias a largo plazo del PIB pero, hasta el último cuarto de siglo, no ha sido cuando, de forma sistemática, se ha recogido información cuantificable acerca de las principales variables económicas.

El autor se propone con esta interesante aportación, ofrecer una nueva base cuantitativa para el estudio de la evolución macroeconómica de España desde 1850. Una reconstrucción estadística que permitirá a economistas e historiadores responder con mayor rigor a cuestiones recurrentes en la historia del progreso español, así como plantear otras que, hasta ahora, no podían formularse por falta de información cuantitativa.

Entre los resultados anotados por el autor merecen destacarse, por ejemplo, que en conjunto y pese a las tasas de variación anual aparentemente moderadas, el nivel de actividad económica, en términos reales, aumentó casi 40 veces en siglo y medio, mientras que el ingreso por persona se multiplicó por 15. A su vez, el nivel de consumo privado se elevó 12 veces y 115 la inversión por persona ocupada.

El autor señala la existencia de tres grandes fases en el progreso español: 1850-1950, 1950-1974 y 1974-2000. Afirma así la existencia de continuidad en el crecimiento entre 1850 y 1950. Curiosamente, este resultado contradice la frecuente oposición entre un siglo XIX, de fracaso, y un siglo XX, de éxito económico.

La nueva visión del crecimiento que plantea este libro ofrece, en conjunto, una imagen más favorable que la que surgía de estimaciones históricas precedentes. Cuando se desciende a periodos concretos se advierten resultados novedosos. La Primera Guerra Mundial, por ejemplo, fue testigo de un progreso modesto y distó de ser la oportunidad de crecimiento en que ha insistido la historiografía. Coincide, pues, con los años cuarenta, en la que España adoptó una actitud no beligerante durante la Segunda Guerra Mundial, si bien ésta ha sido adecuadamente caracterizada por los historiadores. La pujanza de los años veinte, anotada por los analistas culturales y apenas perceptible en los estudios de historia económica, es subrayada por estos nuevos datos del PIB. Lógicamente, las nuevas series del PIB no deparan grandes sorpresas en la era de la Contabilidad Nacional, pero permiten constatar que la aceleración de la economía entre 1958 y 1974 supera casi en un punto a la mostrada por los cálculos oficiales, y aproxima el crecimiento español de esos años al de Alemania Occidental en los años cincuenta o al de los tigres asiáticos durante las últimas décadas.

Finalmente, al comparar el comportamiento de la economía española y el de las naciones occidentales avanzadas, el autor pone de manifiesto que, en el último siglo y medio, España ha tendido a situarse en una posición cercana a las tres cuartas partes del nivel de producto por habitante europeo y la mitad del norteamericano.

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