La mano que mece la cuna
Nadie en los centros de poder había dado importancia a la amenaza del terrorismo islámico, a pesar de las evidencias. Cuando las alarmas sonaron por el derrumbe de las Torres Gemelas, las pistas de las fuentes de financiación conducían a un país inimaginable: Arabia Saudí. Las donaciones a organizaciones benéficas habían acabado, en parte, en organizaciones terroristas