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Columna
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Lecturas

Hay ocasiones en que una se realiza. Andaba yo compungida porque el regalo de doña Letizia a don Felipe me pilló sin un Larra a mano (justo cuando había enviado a encuadernar sus obras completas en piel imitación de tertuliano radiofónico patriobaboso), pero el Momento Zulo me devolvió la ilusión, y casi me desmayé a causa de la compensación recibida (con carácter internacional, podría decirse). Desde entonces soy más otra.

Y es que, cuando Sadam Husein fue detenido, él y yo estábamos leyendo al mismo autor. "¡Maricruz!", llamé a voces a mi ama de claves de origen sevillano e integrada en el catalanismo de izquierdas hasta las cejas. "¿Qué pone aquí? ¿Y qué pone aquí?", le pregunté, alargándole mi ejemplar de este periódico y el libro que reposaba en mi mesilla de noche. "Lea, lea", insistí. Y dijo (que me salga un novio si no lo dijo): "¡Ondia (aquí Catalunya, etcétera)!, ¡Ibn Jaldún! ¡Ibn Jaldún!".

Pues sí, señores. Abu Zais Abdurrahman Ibn Jaldún al-Hadrimí, también llamado Abenjaldún por los latinos, comparado a Montesquieu y no a Maquiavelo, como se comentó a primera hora. Ibn Jaldún, del siglo XIV, uno de los más grandes historiadores, el primero que analizó la historia sociológicamente, y patatín y patatán, hasta el punto de que Ortega y Gasset le dedicó un análisis en El Espectador. Ibn Jaldún tuvo una vida tipo León el Africano, el personaje de Maaluf. Nació en Sevilla, tuvo que irse a Túnez y un montón de sitios, escribió una obra ingente e inteligente, explicó como nadie la formación de la sociedad árabe, desempeñó cargos, huyó, estuvo arriba y estuvo abajo... La lectura ideal para uno que estuvo arriba antes de meterse en el agujero que le pertenecía por trayectoria y en donde fue hallado denuncia mediante.

Leemos para aprender, en muchos casos. En el mío, aspiro a acrecentar mi conocimiento de una cultura a la que no soy ajena y que respeto. Pero me juego el cuello a que Sadam Husein acudió a nuestro Abenjaldún buscando, más que conocimiento, consuelo y una receta para volver al poder, de un modo u otro.

Me juego las obras completas (de Larra) a que ahora mismo, acogotado como está, Husein todavía planea cómo salir del paso.

Un tipo así no comete suicidio.

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