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Londres y Dublín buscan una salida

La principal conclusión de las elecciones de esta semana es que la mayoría de la comunidad unionista, los protestantes, ha votado contra los Acuerdos de Paz de Viernes Santo. Al margen de las aritméticas parlamentarias del reparto de escaños, ese desencanto del unionismo es el principal problema. El Partido Democrático del Ulster (DUP) del avejentado y enfermo Ian Paisley se ha hecho con el liderazgo unionista, aunque será el más pragmático Peter Robinson, su segundo, quien lleve las futuras negociaciones.

Con los resultados anunciados ayer, es muy difícil que Londres pueda levantar la suspensión de la autonomía y constituir el Parlamento que elija a un ministro y un viceministro principal. La ley exige que cada uno de ellos tenga la mayoría de su propia comunidad, y no es imaginable que el DUP y los disidentes del Partido Unionista del Ulster (UUP) permitan formar un Gobierno que daría al Sinn Fein la segunda plaza.

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El primer ministro británico, Tony Blair, y su homólogo irlandés, Bertie Ahern, analizaron ayer los resultados durante una reunión en Cardiff. Partidos y gobiernos han de abrir una tanda de negociaciones para buscar un acuerdo político que desbloquee la situación. Aunque el DUP no va a negociar directamente con el Sinn Fein, Peter Robinson dejó claro ayer que nada les impide "negociar con el Gobierno de su majestad". Durante los Acuerdos de Viernes Santo, David Trimble nunca negoció directamente con el Sinn Fein, y eso no impidió llegar a acuerdos.

El problema es que el unionismo radical quiere reabrir el proceso de paz en canal, pero las demás fuerzas no quieren ir más allá de revisar sus desajustes. Si no hay ningún acuerdo que dé una mayoría para formar el Ejecutivo, el Gobierno británico tiene la opción de mantener suspendida la autonomía hasta que madure la situación o convocar de nuevo elecciones, para lo que debe esperar al menos seis semanas. Una de las claves para desbloquear la situación puede ser otro movimiento del IRA. Pero esta vez no bastaría un desarme parcial. Sólo el desarme total parece capaz de devolver al unionismo la fe en el proceso de paz.

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