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Crítica:CRÍTICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Tras la estela negra del pirata

MASTER AND COMMANDER

Dirección: Peter Weir. Guión: John Collee y P. Weir, extraído de dos novelas de Patrick O'Brien. Intérpretes: Russell Crowe, Paul Bettany, James D'Arcy, Edward Woodall, Chris Larkin. Género: aventuras. EE UU, 2003. Duración: 138 minutos.

Weir hace un expertísimo trabajo de puesta en pantalla transparente, pero se pasa de bondadoso en el retrato de la vida cotidiana dentro del barco. La deriva de esta cotidianidad se beneficia del esmero del gran director de El año que vivimos peligrosamente y Único testigo, pero se resiente del toque en exceso blando de los esbozos de los pobladores del buque, una tripulación no de toscos bucaneros acosados por la claustrofobia, sino de un coro de saltarines sonrientes y a ratos casi angélicos, que hacen que incluso la escena de la flagelación tenga un tono versallesco. Pero nos hacen pasar el rato, animados por el padre capitán que Russell Crowe clava con su abundancia de recursos, pero cayendo de nuevo en una interpretación demasiado visible: se le ve desde fuera su andamiaje interior. No vemos a un capitán bucanero, sino a Crowe fingiendo serlo. Con la eficacia del comedimiento, su colega Paul Bettany mueve su personaje con menos pero más elegantes, o menos toscos, recursos que Crowe. Y ambos tienen el mérito de sostener a dúo Master and Commander y, a cuerpo limpio, cubrir un vacío originado en una grave ligereza en la visión de Weir: un larguísimo recorrido -desde La Mancha al Caribe, y luego Brasil y la espeluznante hazaña de doblar a vela el cabo de Hornos y subir océano arriba a las islas Galápagos-. Y este abismal recorrido pasa sin que se perciba en los rostros sensación de erosión, de deterioro, de tránsito, de gasto moral, de captura interior de tan descomunal itinerario físico y anímico. No interioriza Weir la dramática dilatación del espacio escénico y su pulcro y gozoso buque, en realidad, no se mueve de la confortable y quieta cala californiana donde se rodó el filme.

Russell Crowe, en una imagen de <i>Master and Commander.</i>
Russell Crowe, en una imagen de Master and Commander.
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